

Teniendo en cuenta que el 55% de las viviendas existentes en España no cuenta con ningún tipo de aislamiento térmico, nos damos cuenta del potencial de nuevos trabajos que puede dar la rehabilitación energética de edificios. La rehabilitación energética debe contar sí o sí con una buena capa de aislamiento térmico tanto en cimentación, fachadas, huecos y, por supuesto, en cubiertas.
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Aislando térmicamente, los usuarios del edificio ganan en:
Generalmente estamos bastante convencidos de las ventajas que tiene aislar térmicamente, por ejemplo, para evitar el escape de calor frente al frío de invierno. Pero, en edificios localizados en climas calurosos y en el caso de temporada de verano, ¿Qué significa tener un edificio aislado térmicamente?
La definición de material aislante térmico despeja bastantes dudas: «establece una barrera al paso del calor entre dos medios que naturalmente tenderían a igualarse en temperatura, impidiendo que el calor traspase los separadores del sistema con el ambiente que lo rodea.»
Por ejemplo: de las siguientes imágenes ¿Quién crees que necesita está mejor aislado?
La respuesta es «ambos». En el caso del tuareg, éste necesita «aislar» su cuerpo del ambiente exterior al máximo para evitar:
En el caso de los edificios pasa de igual manera y, por tanto, en condiciones de calor y de verano es imprescindible el aislamiento térmico. Sobre todo en las superficies de mayor incidencia de los rayos solares no deseados, como es la superficie de la cubierta.
Uno de los tres elementos que satisfacen las funciones más básicas que ha cumplido cualquier tipo de arquitectura a lo largo de la historia de la Humanidad es el elemento de cubrición frente a las inclemencias del tiempo. Es decir, la cubierta.
La cubierta pasa a menudo desapercibida por los arquitectos, ya que normalmente invertimos gran esfuerzo en diseño y estética de las fachadas, mucho más visibles y accesibles que las cubiertas. En este aspecto, tendemos a «descuidar» el componente de cubierta. Si a esto le añades el caso de un edificio antiguo, en el que normalmente:
quiere decir que tienes una oportunidad de aislamiento de cubierta existente.
Si te encuentras con el caso de una cubierta inclinada existente, lo primero de todo es ver el material de la estructura de la cubierta. Lo ideal es que fuera de madera. La madera no es un material aislante pero sí tiene una conductividad térmica baja (Lambda = 0.13 W/mK) en comparación con el acero (Lambda = 50 W/mK). Eso facilita mucho sobretodo a la hora del espesor del aislamiento térmico.
Contando con el tipo y material de la estructura de cubierta, te recomendamos que:
Te recomendamos los siguientes formatos de productos aislantes para las cubiertas inclinadas:
Aunque sabemos que es muy complicado eliminar por completo los puentes térmicos en una reforma o rehabilitación, no es imposible. Si eliminas los puentes térmicos en la cubierta, cualquier aislamiento que pongas funcionará perfectamente. Si, por el contrario, no los eliminas o reduces, pueden llegar a producirse o a acentuarse patologías constructivas en estos puntos no aislados. Y el flujo de escape del calor seguirá existiendo como si tuvieras la cubierta sin aislar. Es como si tuvieras un cubo agujereado, por donde se le escapase el agua.
Por eso, desde el Reto KÖMMERLING te pedimos que te tomes muy en serio el tema de los puentes térmicos.
En cuanto a las cubiertas planas, normalmente hay que saber resolver el formato y tipo de aislamiento idóneo para cada solución. Tenemos tres soluciones de cubierta plana:
Lo normal es que, en edificios existentes en España, nos encontremos con los dos primeros tipos de solución: cubiertas planas tradicionales sin aislar y cubiertas planas invertidas con un aislamiento en mal estado.
En el caso de que la cubierta tenga que soportar las condiciones de un clima caluroso y/o veranos muy severos, te recomendamos que sigas las siguientes estrategias: