

“Por primera vez en la historia, la sociedad no sabe cómo va a ser el mundo en los próximos 25 años”
Yuval Noah Harari
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Si has asistido últimamente a alguna conferencia o congreso donde haya hablado algún representante del Ministerio de Transportes (MITMA), probablemente habrás oído hablar de “estar alineados con la Nueva Agenda Urbana”. Así como el Acuerdo de París en 2015 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son documentos de acción global frente al cambio climático, la Nueva Agenda Urbana de 2016 (NAU) se centra exclusivamente en desarrollar ciudades sostenibles.
La NAU es un documento práctico no legislativo para que los Estados apliquen a nivel local mejores entornos urbanos. Validado por casi 150 países miembros de la ONU, el documento es sin embargo “no vinculante”. Es decir, que no es de obligatorio cumplimiento para los firmantes, sino orientativo.
La Nueva Agenda Urbana consiste en una serie de pautas que marcan la ruta hacia el desarrollo de asentamientos humanos más sostenibles. Está pensada para ser aplicada tanto en las grandes metrópolis como en las zonas urbanas más pequeñas. El factor común de todos los puntos es la aplicación de las pautas en lo local para que tengan repercusión en lo estatal y global. Actuar en lo pequeño para que haya efectos en la gran escala, esa es la intención de las estrategias que describe la NAU.
Además del documento raíz, se han ido creando diferentes iniciativas para que el proceso de implementación sea interactivo. La principal es la Plataforma de la Agenda Urbana, moderada por ONU-Habitat.
La ONU es consciente de que las ciudades del siglo 21 son el principal foco de acción para poder frenar los efectos del cambio climático y cumplir con los Objetivos marcados. La urbanización bien planificada y gestionada es un motor transformador de ciudades sostenibles, seguras, resilientes e inclusivas.
Los epígrafes que componen la Nueva Agenda Urbana describen de forma clara la urgencia de tener desde ya una base de planificación para las ciudades y metrópolis en crecimiento, sobre todo porque más del 90% de estas se sitúan en países con gobiernos débiles y en vías de desarrollo.
La tendencia de la humanidad a habitar en entornos urbanizados es ya un hecho y es de vital importancia saber manejar el funcionamiento de las ciudades desde el punto de vista de lo económico, lo social y lo medioambiental. ¿Para qué? Ya hemos comentado en otros posts que las ciudades son responsables de la mayor parte del consumo mundial de recursos y de las emisiones de gases de efecto invernadero. Si atacamos este problema de lleno y los países emprenden nuevas estrategias urbanas, estaremos resolviendo una buena parte de los ODS.
La NAU aborda el desarrollo de políticas y acciones para hacer de las metrópolis auténticos pilares en la lucha contra el cambio climático. El documento brinda por tanto la oportunidad a los estados y organizaciones a planificar las mejores estrategias para un futuro de la Humanidad lo más habitable posible.
La NAU surge de los conceptos debatidos en la tercera Conferencia Habitat III, celebrada en Quito en 2016. Las conferencias Habitat son el foro más importante que tiene la ONU para hablar de ciudades y sostenibilidad a nivel urbano. Las conclusiones que se obtienen de estas conferencias que reúnen a todos los estados socios, son luego analizadas, impulsadas y gestionadas por ONU-Habitat, la agencia encargada de promover el desarrollo de ciudades y pueblos sostenibles.
Las conferencias Habitat se celebran cada 20 años, la primera fue en 1976 en Vancouver. Por lo tanto, las conclusiones que se obtienen de éstas son importantísimas porque marcan las directrices para el desarrollo urbano a nivel mundial durante las siguientes 2 décadas.
En la conferencia Habitat III se debatió mucho acerca del papel que desempeña un tipo de asentamiento humano que está en pleno crecimiento: la metrópolis, en el sentido de unidad poblacional funcional autónoma.
El papel de las metrópolis en el siglo 21 es fundamental porque:
La Nueva Agenda Urbana, en sus 175 puntos, hace un recorrido analítico por la situación global de nuestras metrópolis, situadas tanto en países desarrollados como en vías de desarrollo, tratando de abordar por completo todos los problemas observados. Su aplicación es universal y a largo plazo, pero debido a la complejidad de las intenciones, puede que no se llegue a llevar a la práctica por completo.
Los años 1990 trajeron progreso a Europa tras los cambios políticos sustanciales que vivimos, pero también abrieron la puerta a nuevas formas de urbanización de las ciudades. Este tipo de extensiones alejadas de los núcleos urbanos compactos estaban caracterizadas por la expansión horizontal en el territorio, consumiendo cada vez más suelo y por ende también elevando los precios.
Este tipo de ordenación se ha demostrado que es bastante perjudicial para el desarrollo sostenible porque promueve el transporte con coche privado. El transporte con vehículo privado se considera una de las principales amenazas para las ciudades del Siglo 21. Si se gestionan nuevos modelos de ciudad compactos, donde se fomente el transporte con bicicleta y servicios públicos, habremos resuelto gran parte del problema.
Otra amenaza importante es la falta de planes económicos y financieros de las metrópolis. Hacer un análisis urbanístico y logístico de las áreas metropolitanas ayudará a conocer los recursos que disponen y que necesitan y así ser más resilientes frente a pandemias y sucesos naturales. También los planes ayudan a gestionar y coordinar funcionalmente las áreas urbanas.
El caso de las ciudades españolas se puede extrapolar al resto de urbes europeas. Tenemos metrópolis de dimensiones variables, con centros históricos compactos y con acceso a servicios, pero con escasas zonas verdes. Existen también barrios periféricos proyectados con el modelo americano poco densos y dando prioridad al uso del coche.
Así que la tarea en el caso de España consistiría en acometer estos factores:
En aplicación de la NAU, El Ministerio de Transportes (MITMA) publicó en 2019 su Agenda Urbana Española. Este plan estratégico quiere llegar tanto a las grandes metrópolis como a las ciudades pequeñas, incluso de 1000 habitantes. Para aplicar la Agenda, se publicó una convocatoria de ayudas a municipios. En ella se han seleccionado un total de 121 propuestas para ser “proyectos piloto” de implementación. Los proyectos se irán desarrollando estos años.
Esta nueva hoja de ruta urbana española pretende principalmente impulsar una planificación territorial y urbana sostenible, una zonificación mixta de los usos del suelo, el desarrollo de medios de transporte más sostenibles y aumentar la densidad de edificios. Para ello, se han desarrollado 10 dimensiones dentro de los cuales se establecen medidas concretas de actuación. Estas medidas pretenden abarcar todo el abanico de posibilidades de renovación y desarrollo urbano sostenible y sirven de “baraja” para que los municipios configuren sus propias líneas de actuación. Como ves, se apuesta por la vía participativa y activa, en cuanto a las posibilidades de acometer los proyectos.
El decálogo de objetivos es el siguiente: