

El cambio climático es ya un hecho demostrado. Hasta hace bien poco organismos tan relevantes como la ONU hacían el llamamiento de luchar contra el cambio climático, como si este todavía fuera evitable. Hoy en día y tras comprobar que el parón de emisiones de CO2 por la pandemia del Covid-19 tampoco ha conseguido frenar los niveles de Co2 en la atmósfera, la comunidad internacional habla ya de «adaptación o resiliencia» al cambio climático. Aprovechamos la celebración del Día de las ciudades para hacernos muchas preguntas sobre si realmente se están emprendiendo acciones concretas para adaptar las ciudades al cambio climático. ¡Sigue leyendo!
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Actualmente el 56% de la población mundial vive en zonas urbanas, según datos del Banco Mundial. En los países de América y Europa ese margen medio es del 75%, frente a los países todavía emergentes como los localizados en África (entre el 20 y el 50%). Pero independientemente de su localización, el cambio climático nos afecta a todos, bien sea en forma de catástrofes medioambientales o falta de suministros básicos. Teniendo en cuenta que la proporción de población mundial en grandes urbes está previsto que siga aumentando y que el 75% de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) se generan en los entornos urbanos, nos cuestionamos si estamos preparados para afrontar los impactos del cambio climático en las ciudades.
Como las ciudades aglutinan a un gran número de personas en una densidad de población grande, éstas son a la vez las más vulnerables a los efectos del cambio climático. ¿De qué impactos estamos hablando exactamente?
Dentro de la población residente en las ciudades, no debemos olvidar que también existen asentamientos informales, incluso en España. Se calcula que aproximadamente 1000 millones de personas viven en el mundo de esta manera y que los servicios de abastecimiento básico hoy en día no están garantizados. Es por eso que los ayuntamientos deba dedicar atención a este sector de la población más vulnerable. Y, de hecho, ¿Sería adecuado hablar en este punto sobre ciudades informales «digitalizadas»? Como vemos existe un gran abismo social y tecnológico incluso dentro de una misma área metropolitana.
La respuesta es sí. Ya hay municipios que se están apresurando para hacer los deberes y ser modelos de adaptación al cambio climático, según el Smart City Index 2020:
Como puedes darte cuenta, todas estas ciudades están localizadas en países «económicamente desarrollados y altamente industrializados» y donde la crisis por el Covid-19 se ha gestionado de forma ejemplar. Su actuación es digna de aplauso pero todavía queda mucho por recorrer y por ayudar sobre todo a ciudades tan pobladas como Nueva Dehli, Estambul o Pekín. En este sentido quizá las ciudades africanas tengan mucho que aportar, ya que al encontrarse todavía en desarrollo, sería más fácil acometer la adaptación climática. Dejamos el apunte para reflexión ;-).
A nivel general, ONU Hábitat trabaja para dar directrices a los estados para acometer de forma inminente una adaptación de las ciudades y demás formas urbanas al cambio climático global que ya llevamos cierto tiempo notando.
Pero además, a nivel de escala más cercana, para hacer efectiva la adaptación es necesario:
A nivel general, los urbanistas están de acuerdo en que una de las soluciones consiste en generar más zonas o espacios verdes de proximidad. Es decir, crear una serie de parques y jardines urbanos interconectados que sean accesibles fácilmente a pie y/o en bicicleta. El modelo de Ciudad de los 15 minutos planteado por ejemplo en la ciudad de París, se sirve de este tipo de estrategias para hacer una ciudad menos motorizada y dependiente de los largos trayectos.
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En el caso de Madrid, en diciembre de 2020 se falló el concurso «Bosque Metropolitano», en el que se pretende formular un cinturón forestal que rodee todo el área metropolitana de Madrid. Este concurso supone todo un reto para urbanistas y arquitectos ya que la superficie urbanizable de Madrid está prácticamente al completo. Con el concurso se quiere poner en valor la nueva gestión territorial integrando grandes áreas verdes y de alto nivel paisajístico por medio de la restauración de zonas actualmente degradadas.
Tampoco deberíamos dejar de lado por ejemplo que, como arquitectos, también podemos aportar y mucho en la escala de edificios a la adaptación de las ciudades al cambio climático. Por ejemplo, el proponer la sustitución parcial de aparcamiento de coches en sótanos de viviendas por zonas de aparcamiento de bicicletas, apostar por la instalación de jardines verticales y cubiertas verdes e incorporar puntos de carga de coche eléctrico en el mismo edificio.