

La hermeticidad ha venido a nuestra vida profesional como un concepto nuevo, fresco, pero también con cierta connotación de «impalpable» en los edificios. Al contrario que sucede, por ejemplo, con la capa de aislamiento térmico o la estructura, la hermeticidad al paso del aire puede llegar a pasar desapercibida en los planos porque se puede conseguir con diferentes materiales, que a su vez pueden desempeñar otra función constructiva. Es por ello que hablamos de «línea hermética» y es difícil de asociarlo a materiales específicos. Pero esta primera percepción está totalmente alejada de la realidad.
Índice
La hermeticidad o permeabilidad al paso del aire en los edificios es una cualidad física que adquieren éstos al limitar la infiltración de flujo de aire exterior a través juntas abiertas y agujeros en los cerramientos. La hermeticidad tiene que ver con las pérdidas energéticas por una ventilación natural no controlada (la ventilación controlada es mediante la apertura de ventanas) y los puentes térmicos.
La hermeticidad al paso del aire contribuye a:
Tenemos a nuestro alcance un numeroso abanico de materiales con propiedades herméticas, algunos existentes desde tiempos inmemoriales. Otros son más tecnológicos y están en continua evolución. El truco consiste en combinar algunos de estos materiales, de manera que se cree una línea continua hermética imaginaria que envuelva toda la zona habitable del edificio.
Te aconsejamos que entiendas la hermeticidad como una estrategia de actuación global en todo el edificio. De nada sirve que tengas, por ejemplo, unas ventanas de muy altas prestaciones en tu proyecto si luego los muros tienen infiltraciones por todos lados.
Los siguientes materiales se consideran herméticos al paso del aire:
La parte semitransparente del edificio, es decir, los huecos de ventana y puerta que se abren en la envolvente opaca, también desempeñan un papel importante en la hermeticidad. El CTE exige en la sección HE1 unas condiciones de hermeticidad mínimas para los componentes de huecos del edificio, que se reflejan en las fichas técnicas de producto.
Además, el encuentro de instalación de ventanas y puertas debe ser hermético para asegurar la continuidad que te dijimos antes (lo veremos más adelante). Para conseguirlo dispones en el mercado de:
Relacionar la hermeticidad con la palabra Passivhaus es inevitable. De hecho, gracias a la incursión del estándar en España, la hermeticidad ya no resulta tan desconocida entre los arquitectos.
Lo que diferencia principalmente el estándar Passivhaus de cualquier exigencia que te pueda venir por el CTE, es que el estándar cuantifica de manera exhaustiva las pérdidas por infiltración teniendo en cuenta no sólo la calidad del edificio sino el entorno donde éste se ubica. Por ejemplo, no es lo mismo tener el edificio en una zona sin edificios expuesta al viento, donde habrá más propensión a las infiltraciones de aire no deseadas, que en una zona urbana con una exposición al viento leve.
En Passivhaus recurrimos en la práctica de proyectos herméticos a la «regla del lápiz», que consiste en conseguir trazar una línea continua a lo largo de los dibujos, sin levantar el lápiz. De manera que esa línea se traslade a la realidad con materiales herméticos al paso del aire.
Ya en obra, el estándar Passivhaus tiene estipulada la exigencia de realizar ensayos «de puerta soplante» (Blower door en inglés) para comprobar que las estrategias de hermeticidad del proyecto se han ejecutado correctamente. Para obra nueva, se establece un valor máximo ponderado de los ensayos de 0.6 renovaciones/hora. Esto significa que se permite un escape máximo del volumen de aire interior del 60% cada hora.
Si quieres saber algo más sobre hermeticidad y convencerte por fin por qué es tan importante en nuestros edificios, tienes a tu disposición un documento descargable, donde te desmontamos cualquier idea errónea que tengas con respecto a la hermeticidad.