

Todos sabemos el repunte que ha tenido últimamente el uso de drones en diversas facetas de la vida, desde el reparto de paquetería hasta la inspección profesional de instalaciones ilegales en zonas rurales. Pero hoy te traemos las numerosas posibilidades de los drones en la arquitectura BIM.
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Te parecerá algo raro ahora mismo pero, lo mismo que el dibujo asistido revolucionó la delineación de proyectos en los años 1990, los drones han venido dispuestos a agilizar enormemente nuestros tediosos procesos arquitectónicos. Poco a poco y gracias a una mayor automatización de sus tareas, los drones tienen opciones tan interesantes como programar visitas de obra sin físicamente tener que estar presentes. Con lo cual, esto permite una total libertad de obtención de datos de forma pre-programada y volcarlos directamente al fichero del edificio estando a nuestra entera disposición, sin necesidad de haber intervenido en el proceso.
Los principales fines del uso de los drones en la arquitectura BIM es la reducción de tiempos y de riesgos a la hora de poder alcanzar zonas poco accesibles. Se estima que se ahorra hasta 10 veces el tiempo necesario en comparación con el control con medios humanos, en el sentido de que no es necesario:
Básicamente, los drones pueden desplazarse rápidamente por la obra, más rápido que cualquier persona y sortear obstáculos sin necesidad de trepar lentamente por andamios.
Los drones, equipados con una buena instalación tecnológica, son capaces de reportar información real sobre:
Los drones permiten escanear el territorio con rutas de vuelo programadas y obtener fácilmente modelos reales del solar en 3 dimensiones.
Gracias a la cámara incorporada, el dron permite revisar zonas de la construcción difíciles de acceder o simplemente sin tener que desplazarse a ellas.
El vídeo corporativo aéreo puede ser la estrella del marketing a la hora de comunicar el edificio. Muy útil para empresas inmobiliarias, por ejemplo.
En el proceso arquitectónico, BIM pone la digitalización, los drones la realidad física y las nuevas tecnologías la automatización. Es decir, más allá de la pura «facilidad de vuelo de los drones», instalándoles la tecnología que necesitemos es cuando realmente estos equipos despliegan su verdadero potencial.
En base a la recopilación de datos efectuada y la fase del proyecto, el dron es un equipo indispensable a la hora de tener un gemelo digital fidedigno. Gracias a esta toma de datos reales, se pueden reconocer y anticipar errores a nivel del modelo BIM y subsanarlos lo antes posible en obra. Como ves, se trata de recopilar información a tiempo real, automatizar las actualizaciones en el proceso BIM y ponerlas a disposición de los BIM Managers:
En realidad el dron es un vehículo aéreo no tripulado (VANT). Tiene como hemos visto una inmensa facilidad de movimiento pero, es un aparato vacío en sí. Solamente con la instalación de la tecnología necesaria para nuestros objetivos conseguiremos que sea nuestro mejor aliado. Y, si automatizamos esas acciones, nos encontraremos ante nuestro principal «ahorrador de tiempo» arquitectónico.
Dependiendo de la tecnología instalada, el dron tendrá mayor o menor coste. Por ejemplo, para hacer seguimiento de obras e inventarios, con una inversión de unos pocos miles de euros puedes contar con un dron con cámaras de espectro visible (RGB) y autonomías de vuelo de decenas de minutos.
También nos gustaría recalcarte el potencial de los drones a la hora de realizar inspecciones termográficas, de manera que podemos obtener valiosa información sobre el funcionamiento del edificio, el nivel de curado del hormigón y tener modelos térmicos actualizados en 3D.
Volvemos a insistir que no es el dron el elemento más importante, sino la tecnología instalada y la cámara que lleva adosada. Debes contar con que el peso de la cámara también hará que la experiencia de vuelo sea más o menos manejable, con lo que también, según aumenta el peso de los dispositivos, la estructura del dron debe ser más sólida.