

Vivimos dentro de una sociedad tecnológica, donde nuestro smartphone y ordenador en muchas ocasiones se ha convertido en un elemento clave en el desarrollo de nuestra actividad diaria. Esto en parte es gracias a los avances que hemos sufrido estos últimos años y ha servido también para que la domótica se convierta en una parte activa cuando diseñamos un proyecto de arquitectura. Algunos ya la definen como la “Arquitectura Inteligente”.
La domótica ha dejado de ser algo exclusivo de grandes proyectos como pueden ser hoteles, hospitales o museos, para estar al alcance de proyectos de menos envergadura como pueden ser viviendas particulares, tiendas o restaurantes, por citar algunos ejemplos. La domótica nos permite controlar el comportamiento de un edificio, integrando la tecnología en el diseño de elementos que nos ayudan a definir los espacios. Estas nuevas soluciones tecnológicas se aplican al control, la automatización y la gestión, en busca de un ahorro a nivel energético, además de proporcionar un confort interior y de seguridad. Deben de dar soluciones a unas necesidades concretas, planteadas ya en el inicio de los proyectos, supeditadas a la arquitectura del edificio.
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La implantación de la domótica en los proyectos de arquitectura ofrece una serie de ventajas. No solo consiste en dar unas palmadas y que se pueda cambiar la iluminación de una habitación, se pueden programar escenarios de bienvenida, de ausencia, o de automatización de las tareas rutinarias. La posibilidad de tener objetos conectados (IoT – Internet de las cosas) ha permitido tener un control por parte del usuario de los dispositivos y del panel de control, convirtiendo un proyecto de vivienda en una casa inteligente.
Existe un control en la monitorización y automatización de las instalaciones de climatización y calefacción, realizando una gestión más eficiente de los mismos. Se pueden programar termostatos inteligentes, encendidos y apagados de calderas mediante el control de un enchufe, control de toldos y persianas eléctricas mediante la incorporación de sensores. Esto supone un ahorro en los consumos generales de electricidad, agua y gas.
En su continúa apuesta por la innovación, KÖMMERLING ha incorporado la domótica a sus sistemas, dando como resultado cerramientos inteligentes que mejoran el confort del hogar. Todas las novedades de la marca sobre domótica se podrán conocer en VETECO del 13 al 16 de noviembre. Consigue tu pase gratis aquí y entérate de todo.
El confort interior consiste en mejorar las condiciones interiores del espacio donde nos encontramos. Se consigue mediante la regulación y control de la temperatura y la iluminación, creando diferentes ambientes. Utilización de programas rutinarios de apagado de todas las luces, bajada de persianas o programación de un riego automático.
Se pueden programar diferentes escenas de seguridad, alarmas de intrusión, detectores volumétricos, cierres de persianas y puertas, alertas médicas y teleasistencia. Todos estos sistemas se combinan con el resto de soluciones y comienzan a funcionar cuando estamos ausentes.
Hay que pensar en los usuarios finales de los proyectos, la nueva normativa sobre accesibilidad y el movimiento Diseño para todos, que nos recuerdan que hay que diseñar espacios que tengan en cuenta las necesidades de usuarios con diferentes capacidades o discapacidades, favoreciendo el derecho a la accesibilidad universal. Una domótica aplicada en estos entornos puede tener un control y registro de los consumos en tiempo real, vigilancia remota, transmisión de información inmediata, mensajes de emergencia, o activación de alarmas.
Es habitual pensar que la domótica solo se aplica en el interior de los edificios, pero cada vez se están realizando más proyectos con fachadas motorizadas y automatizadas.
A lo largo del año los edificios se tienen que enfrentar a diferentes situaciones medioambientales, no es lo mismo su comportamiento en invierno que en verano, con lluvia que un día soleado. Un ejemplo es la automatización de las celosías móviles que se colocan en fachada. Permiten controlar el exceso de calor que aportan los rayos de sol en verano, funcionan como un brise soleil que se mueve según unos algoritmos que previamente se han indicado en sus sensores y panel de control, reduciendo el gasto de refrigeración en el interior. En invierno ayudan a economizar su calefacción.
Aprovechando y controlando los recursos naturales se gana en confort interior y eficiencia energética.