

A estas alturas todos hemos escuchado alguna vez hablar a alguien sobre el término economía circular. Un concepto que busca transformar la forma que tenemos de producir, consumir y gestionar los recursos. Pero hoy queremos ir un poco más allá y hablaros de un libro que ha escrito el arquitecto Mario Carlos Medina Palacios. «La revolución circular: Un camino hacia la sostenibilidad«.
En el sector de la arquitectura y la construcción actualmente se enfrenta a un gran desafío ambiental, la palabra sostenibilidad aplicada a los proyectos ha pasado de ser una etiqueta de proyecto a ser una obligación. A través de ilustraciones y diferentes ejemplos de proyectos de arquitectura su autor nos muestra una metodología que puede ser implementada a todos los niveles, desde la creación de objetos hasta el diseño urbano de grandes ciudades. A través de un enfoque innovador, reflexiona sobre el impacto que puede tener en nuestra sociedad.
Como dice el Dr. Fernando D’Acosta López (Vicepresidente de zonas metropolitanas de la asociación Mexicana de Urbanistas), «El hombre todavía está a tiempo de revertir su huella negativa sobre la tierra». En contraste al sistema tradicional lineal que hemos aplicado en multitud de ocasiones, fabricábamos cosas con fecha de caducidad que acababan desechándose o abandonadas (¿Os acordáis como se hacía antiguamente la gestión de residuos en las obras?), la economía circular busca prolongar la vida útil de los productos a través de la teoría de las tres R (Reutilizar, Reparar y Reciclar).
El texto pone de relieve la importancia del diseño de las obras a construir, también quién define lo que se debe mantener, demoler o reutilizar, ya que afecta directamente al destino de los materiales empleados. Como bien explica su autor tenemos que verlo como un juego de Lego, en el que las partes se ensamblan y desensamblan para formar parte de un proceso continuo de construcción-deconstrucción, que multiplica las oportunidades de construir creativamente, con un ahorro considerable de costes y reduciendo el impacto ambiental.
Todos los meses surgen nuevas estrategias para combatir el cambio climático, la economía circular no es la única opción. Pero una cosa está clara y es que su base es redefinir el crecimiento sostenible de la humanidad. Se inspira en los ciclos naturales, donde el concepto de basura no existe, donde todo se re-aprovecha. Estos son sus 4 principios:
¿Alguna vez has diseñado pensando en cómo se desmonta un edificio? ¿En que se pueden aprovechar de nuevo sus materiales? Diseñar para deconstruir se podría entender como una solución a corto plazo. Su planteamiento se centra en utilizar sistemas y técnicas que permitan la separación y recuperación de los componentes constructivos al final de su vida útil. Esto promueve la sostenibilidad al reducir la generación de residuos y maximizar la eficiencia de los recursos. En España ya contamos con diferentes ejemplos.
Todo esto supone un cambio de paradigma. ¿Tiene el mismo valor un producto nuevo y de calidad que uno reciclado? ¿Las plantas de reciclado actuales son la respuesta? ¿Están obsoletas? ¿Tenemos que incentivar el consumo de materiales reciclados? ¿Están los gobiernos, constructores, arquitectos y clientes preparados? El libro no te va a decir lo que tienes que hacer, pero sí lo que podríamos hacer si queremos que las cosas cambien. ¿Sabes cómo se circulariza un sistema de carpinterías?
Medina Palacios no llega hasta aquí de forma casual. En el año 2011 fue premiado con el Premio Nacional de Cooperación Ambiental y Reciclaje, la revista «Obras» lo ha nombrado una de las 10 personas más influyentes en temas sobre la «generación de cambio» que se está produciendo en México, y la Organización de Estados Americanos ha reconocido su colaboración en la creación de metodologías de construcción y economía circular para América Latina.
Y no queremos terminar este post sin una de las reflexiones que más nos ha impactado al leerlo:
«Los seres humanos estamos en una carrera acelerada por encontrar otros planetas que tengan las condiciones para que podamos subsistir, pero si analizamos que para llegar a Marte se estima que requeriríamos entre 400 y 450 días. ¡Casi un año y medio de viaje!, ¿Cuál sería el tamaño de la nave que necesitamos para llevar suficientes alimentos y productos para que se consumieran a diario y desecharán? ¿por qué queremos encontrar nuevos planetas cuando «sólo» debemos cuidar y regenerar el que tenemos: cuando está comprobado que hoy no existe ningún lugar mejor para vivir que la Tierra?
En KÖMMERLING somos conscientes de la preocupación por el impacto ambiental de los productos y servicios, por eso os recomendamos leer este post de ¿Cómo interpretar una DAP? , que seguro que os saca de más de una duda.