

Vimos en el post Criterios para la buena arquitectura. Parte 2 como la arquitectura, al igual que la naturaleza y el arte, tiene una parte mística, misteriosa, casi mágica. Desde la antigüedad se utilizan valores y factores que dan un ritmo, una pauta, una proporción que hace de las edificaciones algo inmensamente bello y que emociona el alma.
La mas conocida quizá sea la proporción Áurea, varias veces tratada en este blog, Carpinterías para CTE. Los griegos ya la utilizaron es sus templos y descubrieron su relación con las proporciones del cuerpo humano. Posteriormente, los arquitectos renacentistas también le dieron mucha importancia. En la arquitectura reciente Le Corbusier la utilizó como base de su famoso Modulor. Hay muchas maneras de representar esta divina proporción pero numéricamente corresponde a 1’618…
El Partenón, el Tempieto de San Pietro in Montorio, el Panteón de Agripa, el Palacio de Farnesio y un sinfín de obras maestras y proyectos están regidas por este numero mágico.
Raíz de dos es uno de estos números mágicos que los antiguos llamaban “inconmensurables”, es decir, que no podían expresarse de manera exacta mediante el uso de números enteros. Este número sirvió para descubrir la existencia de los números no racionales y es la proporción existente entre la diagonal y el lado de un cuadrado. El cociente entre estas longitudes es siempre 1’4142…
El arquitecto Palladio en su tratado “Los cuatro libros de la arquitectura” propuso que una de las siete formas de habitación más bellas y proporcionadas era 1: raíz cuadrada de 2. Este número resuelve el problema de la duplicación manteniendo las proporciones. La serie normalizada de hojas DIN-A también posee esta proporción.
Pi es otro número irracional que relaciona la longitud de una circunferencia con su diámetro. Además de en arquitectura, se emplea frecuentemente en matemáticas, física e ingeniería y corresponde al valor de 3’1416…
Cualquier proyecto en el cual aparezcan circunferencias o ángulos tendrá este numero intrínsicamente ligado ya que es indispensable para el cálculo de áreas, volúmenes y radianes.
En la antigua Grecia ya se conocían y usaban estos fantásticos números irracionales pero en el otro lado del mundo, en Oriente y más concretamente en Japón se utilizaba como medida clásica el Shaku, que equivale a unos 30cm o un pie inglés. Posteriormente, en la alta Edad Media japonesa, se implantó el Ken que pasó a ser una medida absoluta en la construcción de los edificios convirtiéndose en un módulo estético que rigió la arquitectura japonesa.
Los números ordenan nuestro mundo de manera consciente o de manera inconsciente. De ellos depende la más pura belleza y armonía y están interrelacionados con el cuerpo humano y con el Universo. La arquitectura solo es un medio para que todo tenga equilibrio.