

Elementos muy variados componen el abanico de factores a tocar para mejorar la eficiencia energética de nuestra civilización. Como ya he mencionado alguna vez, parece que el agua nunca suele estar en los primeros puestos de nuestra lista en el caso de los arquitectos.
Si veo un error en esto no es porque me parezca que sea el aspecto más influyente, pero sí uno tan fácilmente mejorable que parece pura vaguería dejarlo fuera de todos los proyectos. Recordemos que lo que hacemos hoy está pensado para durar 70 años, ¿por qué no hacerlo bien desde el principio?
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Esto está clarísimo. A menos que nos vayan a salir con alguna forma absurda de incorporar un «impuesto a la lluvia», el que la coge se la queda, y teniendo en cuenta que es previsible un aumento del precio del agua en el futuro, puede llegar a suponer algún ahorro nada despreciable.
La red de suministro debería seguir existiendo, especialmente en grandes núcleos urbanos, pero una menor dependencia de la red general puede conllevar ahorro en transporte del agua, un menor desgaste de la instalación, menos problemas por reparación de averías que suelen conllevar cortes de circulación y rotura de calzadas y aceras, …
¿Has pensado alguna vez al hacer tus necesidades en lo que le estás haciendo al agua potable que hay abajo? El agua de nuestros inodoros es potable, lleva mucho dinero por detrás para hacerla llegar a ese estado para que después caiga a borbotones sobre el coche al lavarlo.
Incluso en caso de demolición de un inmueble para ser sustituido por otro, el sistema puede permanecer perenne y servir a la nueva construcción como sirvió a la original. Se trata de sistemas de bajo coste y fácil mantenimiento.
Es un sistema que permite la modulación de los elementos, permitiendo modificaciones o ampliaciones en la red en cualquier momento de manera sencilla y limpia, independientemente de la edad de la construcción. Esto abarata y simplifica el sistema y la mano de obra.
Si todo el diseño de los paramentos horizontales de tu vivienda y parcela van dirigidos a recolectar agua, es más difícil que haya desvíos indeseados. A su vez, esto significa menos agua cayendo en cascada hacia la calle desde tu jardín, alero o fachada.
Al parecer, este agua es de mayor calidad para ciertos usos como regar las plantas pues no contiene restos de ninguna sustancia artificial. Es más natural. De esta manera, estamos reduciendo la dispersión de contaminantes en el terreno. Además, protege los aparatos que la necesitan para su funcionamiento, pues es menos corrosiva.
Hay quien incluso la recomienda para la colada, puesto que es más suave y permite reducir la cantidad de detergente (supongo que esto en el centro de una ciudad de millones de habitantes no está tan claro).
Los puntos nunca están de más. Y esta puntuación será por algo…
Hay múltiples proyectos con ingeniosas ideas de recogida de agua que pueden orquestar toda la imagen del edificio o pasar desapercibidos.