

«Utilizar lo que está ahí, permanecer simple, abrazar el aire libre y honrar la luz, la libertad y la gracia».
Anne Lacaton
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Como todos los meses de marzo desde 1979, se publica el premio Pritzker de Arquitectura. Este galardón internacional es considerado el reconocimiento más importante en el sector de la arquitectura. Normalmente se han reconocido a oficinas de arquitectura de gran prestigio, no solo por la envergadura de sus obras sino también por su notoria visibilidad en los círculos sociales de grandes capitales. Pero los premios del siglo 21 están siendo marcados por romper con esta tendencia, premiando a compañeros arquitectos cuyas obras son sinceras, poco o nada sensacionalistas y dedicadas a demostrar la buena praxis de la arquitectura al servicio de la sociedad y protección del medio ambiente.
Este es el caso por ejemplo de Glenn Murcutt, galardonado en 2002, Sigeru Ban, en 2014, Alejandro Aravena en 2016, Yvonne Farrell y Shelley McNamara ganadoras en 2020 y también de los afortunados este año: Anne Lacaton y Jean-Philippe Vassal.
El jurado está formado por:
El jurado ha destacado los siguientes hechos en el fallo:
Anne Lacaton y Jean-Philippe Vassal forman un equipo de arquitectos afincados actualmente en París. Llevan más de tres décadas defendiendo a capa y espada la sostenibilidad en los procesos de creación arquitectónica.
Su práctica arquitectónica está marcada fuertemente por sus comienzos profesionales. En la década de 1980 Jean-Philippe Vassal estuvo varios años viviendo en Níger, uno de los países más pobres del mundo. Allí fue testigo de comprobar que la riqueza no se encuentra en el dinero y las grandes inversiones, sino en la pericia de gestionar los recursos disponibles aprovechándolos al máximo. Más tarde, Anne Lacaton se desplazó también a Níger.
Ya en su regreso a Francia, Lacaton y Vassal pusieron en práctica en el «mundo occidental» lo aprendido en sus años en Níger: sus edificios son modestos, desprovistos de cualquier revestimiento innecesario, viscerales en cuanto a las texturas que dejan las estructuras vistas, jugando con las capas translúcidas del policarbonato y el ETFE. Una arquitectura humana, integrativa, respetuosa con lo preexistente y con riqueza espacial.
Su arquitectura está marcada por intervenciones integrativas y poco agresivas, con un profundo respeto a lo ya existente en el lugar. Podríamos decir que la oficina Lacaton & Vassal cumplen con el criterio de arquitectos «sostenibles», en cuanto a su filosofía y proceso de trabajo:
En palabras de la propia Anne Lacaton: «Gastar lo mínimo para sacar lo máximo».
Anne Lacaton y Jean-Philippe Vassal no paran de recoger premios estos últimos tres años:
Se nos hace difícil hacer una selección de las obras de Lacaton y Vassal en un solo post. Tenemos mucho que celebrar con estos nuevos galardonados Pritzker 2021, y es que su trayectoria profesional queda lejos de la pretensión, captar focos y muy cerca de la sinceridad arquitectónica. En sus más de 30 años de carrera, Lacaton y Vassal han diseñado tanto obra nueva como rehabilitación, viviendas sociales en bloque y privadas, edificios institucionales, espacios públicos y diseños urbanos. Sus herramientas estilísticas son la creación de espacios de calidad y la riqueza que aportan los materiales vistos que utilizan.
Una de las casas icono de Lacaton & Vassal es la vivienda privada en Cap Ferret (1998). Situada en una ladera con pinos de gran porte y con vistas al océano Atlántico, el reto aquí lo marcó la propia conservación de los árboles preexistentes en la parcela. De esta forma, los árboles atraviesan los forjados y pasan a formar parte del espacio de vivienda.
Otro de los primeros proyectos icono de los galardonados con el Pritzker 2021 es las Ciudad Maniefiesto en Mulhouse. En el proyecto intentaron extender la superficie construida al máximo economizando en costes de materiales. Para ello optaron por estructuras ligeras y cerramientos de policarbonato creando así viviendas «invernadero».
La transformación de 530 viviendas sociales distribuidas en tres bloques de edificios en la Cité du Grand Parc (Burdeos) merece especial atención por la sencillez de la solución constructiva para conseguir mejorar el espacio vivencias de los residentes, que no tuvieron que ser desalojados durante las obras.
Las viviendas son pasantes en el bloque con una crujía de 6 metros (estado actual). La estrategia consistió en dos intervenciones técnicas principales:
Gracias a este proyecto y con la experiencia previa en la transformación de una torre de 100 viviendas sociales en París (2011), Lacaton & Vassal se hicieron merecedores de uno de los premios Mies van der Rohe en 2019. En ambos casos los arquitectos nos dan una lección sobre cómo las estrategias sencillas con presupuesto reducido son capaces de aumentar la calidad de vida de las personas. También dejan patente que, en la mayoría de las ocasiones, una rehabilitación «con cabeza» salva costes innecesarios de demolición y obra nueva.
El Palacio de Tokio, edificio erigido en pleno auge del estilo internacional, llevaba tiempo en desuso desde que la colección de arte contemporáneo se trasladó al Centro Pompidou a finales de lo años 1970. Pero con el comienzo del siglo 21, Lacaton & Vassal rescataron del olvido este espectacular edificio convirtiéndolo en una nueva galería de creación contemporánea. El Palacio de Tokio es honesto en el sentido de que todas las estructuras quedan vistas, mostrando todo el dramatismo material. Todos los espacios son polivalentes y no existen recorridos marcados.
«La transformación es la oportunidad de hacer más y mejor con lo que ya existe. El derribo es una decisión de facilidad y de corto plazo. Es un desperdicio de muchas cosas: un desperdicio de energía, un desperdicio de material y un desperdicio de historia. Además, tiene un impacto social muy negativo. Para nosotros, es un acto de violencia.»
Anne Lacaton