

El estudio de arquitectura Lacaton & Vassal architectes, junto a Frédéric Druot architecture y Christopher Hutin Architecture, han sido anunciados como los galardonados del Premio de Arquitectura Contemporánea de la Unión Europea 2019 – Premio Mies van der Rohe – en la rueda de prensa celebrada en Bruselas.
El proyecto es una respuesta arquitectónica pensada en mejorar la calidad de vida y bienestar de sus residentes. Lo que demuestra que el Jurado sigue teniendo muy presentes temas como la generación urbana o la vivienda social, como ya ocurrió en el 2017 donde el proyecto ganador fue el complejo residencial de Flat Kleiburg realizado por NL Architectes y XVW architectuur.
Anne Lacaton y su marido Jean Philippe Vassal llevan más de 20 años reinventando lo existente. Sus proyectos siempre han huido de la etiqueta de “arquitectura de autor”. Una metodología basada en el estudio del lugar, las costumbres de sus usuarios o el análisis del programa como demostraron en su propuesta para la plaza de Léon Aucoc de Burdeos (1996). Después de un detallado estudio llegaron a la conclusión de que la plaza no necesitaba un proyecto específico, que los usuarios disfrutaban del lugar, y que la única intervención necesaria era la de limpiarla más a menudo.
Philippe Vassal ha comentado en más de una ocasión que los proyectos se tienen que hacer desde dentro, desde el habitar. Un espacio tiene que ser generoso, flexible, confortable y esto no tiene que estar reñido con el lujo o la accesibilidad para todos. Su arquitectura va más allá del aspecto simplemente formal, busca respuesta a problemas sociales, fomentando la sostenibilidad a partir de la recuperación y rehabilitación de edificios. La demolición no tiene por qué ser siempre la primera opción. Un ejemplo es la casa Latapie realizada en Floirac (1993), reconversión de una casa existente y con un presupuesto muy reducido, cuya principal intervención consiste en crear un gran invernadero en la fachada este, que funciona como captador solar y jardín de invierno.
La propuesta de transformación de este bloque situado en la periferia, es una intervención social basada en mejorar el rendimiento energético del edificio y las condiciones de confort de los usuarios. Un aspecto fundamental para conseguirlo es el estudio económico previo a la realización del proyecto. La clave es rehabilitar el edificio por fases con sus inquilinos dentro, para disminuir el coste y reducir el tiempo de la construcción utilizando módulos prefabricados. Se calculó que la intervención en cada vivienda no superaría los 12 días de trabajo.
Respecto al aspecto formal se incorporan a las viviendas las terrazas existentes, convirtiéndolas en jardines de invierno que se comportan como colectores solares pasivos, que favorecen el balance energético de la fachada y además aumentan la superficie original de las viviendas. Las pequeñas ventanas originales se sustituyen por grandes puertas correderas, y en el interior simplemente se realizan trabajos de renovación de las instalaciones y pequeñas obras de acondicionamiento.
Esta metodología de trabajo no es nueva para Lacaton &Vassal. En su proyecto de reconversión de la Torre Bois-le-Prêtre, en Paris (2011), proponían que el presupuesto de demolición se destinará a mejorar la rehabilitación y conservación de las viviendas. Como suele decir Anne Lacaton, la arquitectura tiene que ser una herramienta para luchar contra la segregación social. Lo primero que uno aprende cuando comienza a estudiar arquitectura es que lo principal siempre tienen que ser las personas, con el paso del tiempo en ocasiones se olvida, y es momento de volver a tenerlo presente.