

Muchas veces cuando hablamos de innovación nos referimos a aquellas técnicas, metodologías y arquitectura basada en la Construcción 4.0. La pregunta que nos gustaría lanzarte hoy es, si el hecho de construir grandes edificios innovadores conlleva el prescindir del uso de materiales más tradicionales y naturales. ¿Es posible innovar hoy en día con elementos hechos de adobe? ¡Sigue leyendo!
Algunos considerados materiales «baratos» y «pobres», los materiales tradicionales naturales reclaman su propio protagonismo en la arquitectura actual. Una ventaja que tienen estas materias primas y materiales es que son sostenibles, reciclables y/o compostables a la hora de gestionar los residuos generados de la construcción y tener en cuenta el Ciclo de Vida. Además, muchos de ellos se comercializan ya en formato industrializado, por lo que son totalmente compatibles con las técnicas de construcción industrializada y la construcción 4.0. Los materiales tradicionales aportan a la arquitectura riqueza de texturas.
La tierra como material estructural-constructivo lleva utilizándose muy a menudo a lo largo de la historia. Aporta inercia térmica, cierto soporte estructural, pero disminuye su resistencia al entrar en contacto con agua y humedad. A pesar de ello, contamos con muchos ejemplos de edificaciones en altura: ciudades como Shibam (Yemen), Arg-e Bam y Rayen (Irán) están construidas totalmente de muros de tapial.
La madera como material constructivo principal es bastante resistente estructuralmente. Normalmente se utilizan estructuras de madera en proyectos de vivienda unifamiliar y bloques residenciales hasta 3 alturas. El sistema constructivo más resistente son los paneles de madera contralaminada (CLT).
El reto de la madera en la arquitectura es superar la resistencia al fuego y a la carga de viento. También debemos asegurarnos que la materia prima proceda de bosques con tala controlada FSC.
La mayoría de nosotros guardará en la memoria el cuento de «Los Tres Cerditos», en el que el lobo feroz volaba fácilmente con un soplido la casa de paja que uno de ellos había construido. Nada más lejos de la realidad, la paja es un material con propiedades aislantes térmico-acústicas excelentes.
El uso de la paja en construcción abarca desde la técnica Nebraska (los fardos colocados sin bastidor) hasta la patente de paneles constructivos industrializados (EcoCocon, el proyecto UP Straw, ModCell, etc.).
Los materiales constructivos considerados «pobres» como los productos de la tierra (BTC, adobe y tapial) quieren abrirse camino también en la arquitectura contemporánea singular. La construcción en tierra da riqueza en cuanto a textura y es una materia prima prácticamente inagotable y retornable 100%. El hecho de emplear tierra en edificios singulares y de altura ya hemos visto que no es nuevo, pero sí es innovador el industrializar la materia prima construyendo paneles y combinando capas con aislamiento térmico, resultando sistemas constructivos de gran calidad.
El edificio Mjøstårnet, en Noruega, es el edificio más alto construido en madera hasta ahora. Construido íntegramente con materiales de construcción locales, esta torre multiusos tiene 18 plantas, con estructura de madera glulam procedente de unos 14000 árboles.
El uso de sistemas constructivos elaborados con paja está limitado en general a la arquitectura residencial unifamiliar. Pero gracias a la industrialización ya empezamos a ver ejemplos de edificios institucionales de cierta envergadura.
Aunque la vegetación no es en sí un sistema constructivo propio, a no ser que queramos construir casas en los árboles, sí que estéticamente proporciona una textura diferente a las fachadas con acabados revocados. Cada vez encontramos más ejemplos de grandes edificios con fachadas verdes, no solo por estética, sino también por cuestiones medioambientales y funcionales como aislante térmico y regulador de la temperatura de los propios materiales de cerramiento.