

En los últimos años, hemos visto cómo nuestro marco reglamentario, empujado por la estrategia europea de descarbonización, ha endurecido en gran manera las condiciones que tiene que cumplir la edificación en cuanto al uso de la energía en su fase de operación. Con la entrada en vigor de los Edificios de Consumo de Energía casi nula, se minimiza el impacto ambiental de la fase de uso de los edificios.
Nada se ha dicho hasta ahora del otro gran impacto, los materiales que conforman los edificios. Es hora de meter mano a este “melón” si queremos cumplir los objetivos de descarbonización a 2050.
El 50% de las materias primas en Europa se emplea en la construcción y menos de la mitad se recicla tras la demolición. Dicho esto, cabe detallar que el problema no es únicamente del consumo de recursos naturales, sino que la fabricación, el transporte y la puesta en obra del conjunto de materiales requiere de una gran cantidad de energía, con las consecuentes emisiones de CO2 a la atmósfera.
Analizar el ciclo de vida de los materiales nos permite estimar y evaluar los impactos ambientales de los productos que empleamos durante todas las etapas de su ciclo de vida, y de este modo elegir materiales más adecuados, así como seleccionar aquellos que consideren la globalidad de los aspectos económicos, técnicos y ambientales.
Índice
El ciclo de vida de un material abarca diferentes fases, desde la extracción de las materias primas necesarias para su producción, hasta el reciclado cuando deja de ser útil. A continuación, veremos en detalle cada una de ellas:
En esta fase tienen lugar todas las actividades necesarias para la extracción de las materias primas que se requieren para obtener el material deseado. En muchos casos, la extracción y preparación de la materia prima para su posterior uso en la fabricación de productos requiere de mucha energía, con su consecuente alto impacto ambiental.
Las exigencias, en aumento, han promovido que las empresas dedicadas a la extracción de materias primas ajusten sus procesos, bien disminuyendo sus consumos, bien desde la producción de energía renovable, bien investigando en nuevas materias primas. Cabe también destacar que muchas materias primas básicas para la construcción están muy alejadas del lugar de fabricación, con el consecuente transporte e impacto ambiental que esto implica.
A este problema se suma el hecho de que muchas materias primas, aunque abundantes pueden tener problemas de suministro, y algunas incluso como los metales tienen trazado un “peak” que ya han alcanzado o alcanzarán en breve. Son muchas las empresas que empiezan a buscar alternativas para suplir sus materias primas desde otros ciclos productivos, incorporando criterios de economía circular y disminuyendo la presión sobre la naturaleza, aunque aún estamos lejos de conseguir cerrar los ciclos abiertos en la construcción.
Durante esta fase se llevan a cabo las tareas propias de la fabricación para convertir las materias primas en productos para la construcción, que cumplan los estándares de calidad legales, técnicos y comerciales requeridos.
El proceso de fabricación también tiene un fuerte impacto ambiental, principalmente el que se deriva del gran consumo de energía y recursos necesarios para alcanzar el producto adecuado. En este sentido, los fabricantes empiezan a producir considerando las emisiones de CO2 en la atmósfera y dan a conocer el impacto ambiental de sus materiales durante el proceso de fabricación. Esta información se recoge en las Declaraciones Ambientales de Producto (DAPs) y son un documento cada vez más demandado por los profesionales de la construcción a la hora de prescribir un producto.
El producto final se traslada hasta el lugar definitivo. La demanda de energía y recursos varía en función del tipo de transporte, el recorrido y el tipo de combustible empleado. Para evitar este impacto, nada mejor que buscar los materiales y productos de proximidad, con un beneficio adicional: favorecer la economía local.
Los impactos más importantes que se derivan del uso suelen ser los relacionados con el consumo de energía. Si nos restringimos estrictamente a los materiales empleados en la construcción, la durabilidad de los materiales parece un aspecto a tener en cuenta, así como su desmontabilidad para ser sustituidos por otros de mejores prestaciones. No hay que olvidar que en esta etapa es importante considerar las reparaciones que necesita el producto durante su uso.
Cuando el material ha llegado al final de su vida útil, siempre y cuando sea posible, deberá reciclarse, reutilizarse o bien devolverse a la naturaleza. La composición de los materiales para conocer sus posibilidades en un sentido o en otro empiezan a ser imprescindibles.
Es importante desechar de manera adecuada aquellos residuos que no pueden reutilizarse. Al depositar los deshechos debemos tener en cuenta sus características y tomar medidas para evitar que tengan efectos negativos sobre el entorno.
Actualmente, la empresa constructora tiene la obligación de hacer un plan de gestión de residuos, informar y verter los escombros en una o varias plantas de residuos, con sus consecuentes tasas, costes e impacto ambiental. Son las plantas de tratamiento de residuos las que separan los diferentes tipos de materiales para su posterior selección y nuevo uso, como nuevas materias primas o bien como residuo. El objetivo a corto plazo es programar el reciclaje en la propia obra.
Empiezan a existir plataformas que gestionan todos los productos que provienen de la demolición de un edificio para favorecer su reutilización, reciclaje o bien devolverse a la naturaleza como nueva materia prima.
Cada vez son más las expectativas que se abren entorno al concepto de ciclo de vida de los materiales. Es importante que innovemos y reemplacemos los recursos naturales finitos por energías renovables o materiales reciclables, y nos decantemos por materiales de construcción locales que reduzcan las emisiones por transporte.
GBCe, desde su equipo de trabajo de economía circular redactó el informe Propuestas de economía circular para el sector de la edificación con el objetivo de concienciar sobre la importancia de cuidar los recursos y utilizarlos desde el mínimo impacto ambiental. En cuanto a los materiales o productos de la construcción, extraemos del informe los objetivos a tener en cuenta en el corto plazo: