

Está claro que la era de la arquitectura industrializada ya está aquí. Poco a poco promotores y constructores se van adaptando a la nueva forma de trabajar optimizando costes y ahorrando al cliente final. En este aspecto las fachadas industrializadas tienen mucho que decirnos, tanto en obra nueva como en rehabilitación.
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Desde que la construcción industrializada apareció en escena a finales del siglo XVIII, muchas vueltas se ha dado en cuanto a los materiales con los que ejecutarlas: en madera, en metal o bien incluso en vidrio (el palacio de Cristal de Londres 1851). Lo cierto es que la fachada industrializada ha tenido cierta evolución durante todo este tiempo.
Esta evolución tiene mucho que ver con las tecnologías de fabricación y menos con los materiales utilizados. Hace un siglo y medio las fachadas se ejecutaban manualmente y la principal diferencia que tenía la industrialización frente a la arquitectura artesanal era el sistema de fabricación en plantas frente a la ejecución in-situ. Pero, con el paso de los años, la opción de incorporar cada vez más frecuentemente robots y maquinaria a la cadena de producción, ha hecho que las fachadas industrializadas se fabriquen mayoritariamente de forma mecanizada. Solamente aquellos componentes que hay que ejecutar con especial delicadeza, como la instalación de ventanas, queda en manos de instaladores especializados :-).
Otro aspecto que vemos en esta evolución desde las primeras casas prefabricadas, es la integración estructural o no en la propia fachada. Por ejemplo: hasta hace poco mucho entendíamos que el diseñar un edificio con fachadas industrializadas quería decir que estas propias fachadas eran componentes estructurales, como suele suceder en la construcción de naves industriales: muros de hormigón prefabricado visto (proyecto Hábitat 67 de Mosche Safdie, Manuel de las Casas), de madera (sistema balloon frame), etc. Pero ahora entendemos la fachada industrializada exenta del orden estructural, con todas y cada una de sus prestaciones incorporadas, incluso en algunos casos los materiales herméticos al aire, como en los edificios Passivhaus:
Otro hecho que ha marcado ya un último punto en la evolución de las fachadas industrializadas es la posibilidad no solo de contar con medios mecanizados en la ejecución en fábrica, sino también ensamblar en obra directamente con robots en lugar de mano de obra. El proyecto «Hephaestus» es uno de estos ejemplos, donde se intenta llevar al extremo la industrialización en la construcción:
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Podemos decir que, a simple vista, las fachadas industrializadas no se distinguen de aquellas construidas con el método artesanal. Pero técnica y económicamente no tienen nada que ver. Las fachadas industrializadas dan pie a un nuevo concepto de entender la arquitectura:
La ventaja más importante a nivel arquitectónico es, como te decimos, el hecho de facilitar el concepto de fachada dinámica. Las fachadas avanzadas o «smart» proporcionan al usuario un nivel de confort en el uso del edificio inmejorable. Estas fachadas se diseñan de forma que adaptan su forma con respecto la variación de las condiciones ambientales exteriores, principalmente la protección solar y la captación de energía solar.
Si contamos con este tipo de tecnologías y sofisticación, las posibilidades de diseño de fachadas desde el punto de vista arquitectónico son ilimitadas, tanto en las geometrías como en los juegos visuales que queramos conseguir con ellas :-).
Desde el punto de vista de componente, es evidente que los sistemas de ventanas aportan mucho al proceso de industrialización ya que, a diferencia del ladrillo por ejemplo, llegan tanto a obra como a planta ya prefabricadas. Pero el hecho de que los sistemas de carpinterías se ejecuten en planta de montaje facilita enormemente la labor al personal instalador. No hay que olvidar que, los sistemas de carpinterías deben cumplir las mismas prestaciones que el resto de fachada y que no es lo mismo trabajar a la intemperie que en una nave cubierta.
Hasta hace poco, aunque la obra tuviese cierto nivel de industrialización, era muy poco probable que las carpinterías fueran instaladas en la cadena de producción en nave. Pero del hecho actual de optimización de costes fomenta que apostemos por un alto grado de industrialización de las fachadas.