

Es un hecho sabido por todos que la digitalización lleva unos años con nosotros, prácticamente desde el comienzo del siglo XXI. Pero ¿Y en el urbanismo? ¿Se han adaptado las ciudades a esta cuarta revolución industrial? ¿Cuáles son las urbes mejor digitalizadas hoy en día?
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Todos tenemos posibilidad de descargar una app específica en nuestra visita al museo del Prado o el Guggenheim y encontrarnos con publicidad en la calle en pantallas en lugar de papel, pero ¿Es esta toda la digitalización que podemos esperar en nuestra vida urbana o realmente se están emprendiendo cambios estructurales urbanos importantes para que lo digital integre y ayude a lo urbano en nuestro tiempo?
La ONU lo tiene claro: tenemos la oportunidad de utilizar la digitalización como herramienta de mejora de la calidad de vida de los ciudadanos. Por lo tanto, no se trata de una serie de cambios hacia lo digital en el sentido «cosmético» sino de fundar nuevas bases que afecten a cómo entendemos el urbanismo y los servicios urbanos en general. Entenderemos así la ciudad más bien como un organismo «vivo y dinámico», cambiante, mutable y lo mayor resistente posible al cambio climático. Este concepto tiene mucho que ver con el urbanismo táctico, por ejemplo.
Las ciudades adaptadas al servicio del ciudadano con tanto centros históricos como nuevos barrios integrados en la nueva complejidad social cuentan con los siguientes aspectos:
La ciudad digital tiene que ver por tanto con crear un modelo adaptado a las nuevas formas en las que vivimos el urbanismo y las nuevas necesidades y derechos que tenemos como ciudadanos. De estas características podríamos hacer hincapié en la transparencia que los gobiernos deben tener para con sus ciudadanos a través de las TIC.
Aquí entendemos que las ciudades inteligentes tienen que ver mucho con la digitalización pero que no todas las ciudades digitalizadas son inteligentes. El concepto de Smart City tiene que ver también con actuaciones medioambientales de base, además de una digitalización importante:
Ya hemos visto las características que debe tener una ciudad digitalizada. En la practica, existen ya una serie de ciudades que llevan años poniéndose las pilas en cuanto a la adaptación a lo que demanda nuestra sociedad actual. En 2020 hubo especial hincapié en cómo las ciudades han gestionado la crisis del Coronavirus. “Aquellas ciudades con mejor tecnología han gestionado mejor la pandemia”, afirma Arturo Bris, director del Centro de Competitividad Mundial del IMD. Según el «Smart City Index 2020», las ciudades mejor digitalizadas e inteligentes son, por orden de ranking:
Singapur es modelo de ciudad inteligente desde hace ya varios años. Por ello saca pecho de sus soluciones de control de tráfico, taxis autónomos sin conductor, un sistema innovador de videovigilancia y control de la salud y el estado de los habitantes de tercera edad.
La capital de Finlandia triunfa sobretodo en transporte público y fomento del uso de la bicicleta. También desde el punto de vista económico, la digitalización en Helsinki ha contribuido a la generación de nuevas empresas y el aprendizaje de las TIC se ha integrado en la enseñanza. También los trámites burocráticos se han agilizado gracias a las nuevas tecnologías.
La ciudad suiza destaca por la gestión digital de los transportes públicos, su calidad de acceso a internet y su excelente respuesta ante crisis sanitarias. Además, es la primera ciudad no capital de país situada en los primeros puestos del ranking.
Auckland tuvo una excelente respuesta a la crisis del coronavirus. También despunta en seguridad ciudadana, movilidad, educación en nuevas tecnologías, oportunidades laborales y transparencia en la gobernanza.
Oslo destaca en cuanto a la gestión pública digital de la movilidad y una gobernanza transparente.
En cuanto a las ciudades españolas mejor digitalizadas, en este ranking mundial tenemos primeramente Bilbao (puesto 24) y Madrid (puesto 45). Está claro que tenemos en España un reto por delante, uno solo a nivel de renovación del parque edificatorio hacia una sostenibilidad efectiva en nuestra forma de habitar, sino también en nuestros centros urbanos. Necesitamos unos pueblos, ciudades y capitales resilientes al cambio climático que ya está asomando y al servicio de nosotros, los ciudadanos.