

Como viene siendo costumbre cada décimo mes del año, denominado por la organización ONU-hábitat «Octubre Urbano», se celebra el Día Mundial de las Ciudades. Esta vez aprovechamos la efeméride para contarte en qué consiste el urbanismo táctico o cómo proveer a las comunidades de residentes las herramientas necesarias para que ellos mismos diseñen la ciudad del futuro deseada.
Con la sombra del Coronavirus planeando sobre las ciudades y retando su capacidad gestora, los tiempos actuales invitan a una evolución del modelo de ciudad más eficiente en todos los aspectos: el social-organizativo, el económico y el medioambiental. El subtema del Día Mundial de las Ciudades 2020 («Valorando nuestras comunidades y ciudades») está centrado en el debate del potencial que pueden llegar a desempeñar las comunidades urbanas en la evolución sostenible de las grandes urbes. No debemos dejar de olvidar que las ciudades son organizaciones humanas y, por tanto, las comunidades son las verdaderas protagonistas de esta «película».
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El tipo de urbanismo que estamos acostumbrados a aprender en las escuelas, planificar y vivir tiene claras influencias del movimiento moderno: calles pensadas principalmente para facilitar la circulación de vehículos a motor y manzanas que llevan al límite la ocupación de los edificios. La planificación urbanística hasta ahora se podría definir como mecanicista y poco humanista, poco pensada para los verdaderos protagonistas de la ciudad: los ciudadanos.
Frente al inmovilismo, activismo. Este es el principal mantra del urbanismo táctico. También denominado Urbanismo Do-It-Yourself, consiste en acciones urbanas a nivel local, puntuales y controladas. Gracias al urbanismo táctico el peatón residente gana terreno frente al coche y reclama espacios públicos necesarios para el bienestar de la comunidad local.
Este tipo de intervenciones urbanas puntuales-temporales tienen el objetivo de poder modificar la ciudad de forma colectiva-colaborativa y no tan planificada en los despachos. Se quiere generar conciencia de lo que significa realmente vivir en bienestar en nuestras ciudades, de manera que, poco a poco, esas pequeñas actuaciones locales se extrapolen y pasen a formar parte de la nueva configuración de la ciudad.
Estas actuaciones urbanísticas tácticas se caracterizan por:
Tan acostumbrados estamos a «sufrir» el urbanismo moderno en las ciudades que hay veces en las que una intervención táctica nos parece poco apropiada, protestando e incluso reclamando más espacio para el tráfico rodado. Pero el propio urbanismo moderno ha mostrado carencias evidentes, ya que solo está pensado para que el sector de población productivo lo sea aún más. Los distritos están pensados para que la población trabajadora se desplace lo más fácilmente posible desde su casa hasta los lugares de trabajo y consumo.
El urbanismo táctico rompe con la planificación moderna y la hace participativa, divertida e inclusiva. Los impactos a la ciudad moderna preexistente son claros:
Los proyectos de regeneración tácticos pueden ser nuevas zonas de juego, lugares de cine de verano, bibliotecas móviles, etc. cualquier espacio que la comunidad necesite para vivir en la ciudad.
A lo largo de estos años han sido desarrolladas acciones tanto a nivel de asociaciones vecinales como por los propios ayuntamientos. Su punto en común es el impacto social y cultural que quieren provocar:
Lo queramos o no, la pandemia del Coronavirus ha venido para quedarse. A pesar de ello, deberíamos tomar esta situación como una oportunidad para flexibilizar el cambio. En el caso del urbanismo de nuestras ciudades y en línea al lema del próximo Día Mundial de las Ciudades, necesitamos contar con las comunidades urbanas para adecuar la vida a las necesidades del momento.
El caso de la ciudad de Logroño ha sido un claro ejemplo de urbanismo táctico pensando en cómo la ciudadanía debía utilizar los espacios públicos durante la pandemia.
El equipo de diseño urbano de Foster+Partners también está haciendo un seguimiento de estas transformaciones urbanas puntuales que van modelando poco a poco la ciudad que realmente necesitamos. Lo está consolidando en forma de revista llamada +Plus.
El evento anual donde está permitida cualquier ocupación de aparcamientos en superficie y transformarlos en espacios de estancia vecinal tiene reconocimiento a nivel mundial. Básicamente consiste en llenar de vida las plazas de aparcamiento convirtiéndolas en plazas improvisadas para uso y disfrute de la comunidad de residentes. Toda una provocación a la circulación de vehículos a motor.
Uno de los orígenes de este tipo de intervenciones puntuales temporales data del año 2010, tras una peatonalización temporal de la famosa Times Square de Nueva York, en la que los viadantantes tomaron la calle a su antojo. A raíz de esa intervención, las comunidades vecinales se lanzaron también a proponer cambios puntuales en espacios que ellos consideraban en desuso dentro del barrio o distrito.
El arte de transformar temporalmente el uso de los aparcamientos en superficie y las vías urbanas ha llegado también a oídos de ayuntamientos que, mezclándolo con la necesidad de dar salida al sector hostelero en tiempos de Coronavirus, han autorizado la instalación de terrazas en las plazas de aparcamiento de residentes. ¿Se pueden llamar estas prácticas también un modo de urbanismo táctico?
La respuesta es no. Básicamente los medios son los mismos, ampliar la superficie peatonal ocupando la vía rodada, pero los fines son bien distintos: el urbanismo táctico está pensado por y para los ciudadanos residentes y no tiene fines lucrativos ni comerciales.