

La arquitectura efímera es la que da respuesta a las necesidades de un momento concreto, sin necesidad de permanecer en el tiempo. Esta temporalidad permite a los proyectos tener más libertad en el diseño, teniendo la capacidad de alterar el espacio que les rodea de forma puntual. En muchos casos se construyen con estructuras pasajeras, que desaparecen por la caducidad de sus materiales o la finalización de la necesidad de mantenerlas una vez finalizado el evento. A pesar de ser concebidas como arquitecturas temporales, por su carácter y función podríamos dividirlas en 3 categorías:
Las exposiciones universales son el mejor ejemplo. Ferias a gran escala por ciudades de todo el mundo donde poder mostrar los avances tecnológicos y científicos. Edificios diseñados para desaparecer, arquitecturas efímeras que en ocasiones consiguen perdurar en el tiempo por su valor arquitectónico o el fuerte impacto que han tenido en su entorno. Un claro ejemplo es la Torre Eiffel, construida por el ingeniero francés Alexandre Gustave Eiffel en la exposición de Francia de 1889, o el Pabellón Alemán diseñado por Mies van de Rohe para la exposición de Barcelona de 1929.
En la actualidad el Serpentine gallery de Londres es uno de los eventos más famosos. Un pabellón efímero realizado en los jardines de Kensington encargado cada año a un arquitecto o artista de renombre mundial. Han participado entro otros: Sou Fujimoto, Peter Zumthor, Jean Nouvel, Selgas y Cano …
Una tipología que da respuesta a un modo de vida cambiante. L’architecture Mobile de Yona Friedman (1958) constituye un manifiesto contemporáneo, donde se cuestiona que sean los habitantes los que se tienen que adaptar a los edificios y no al revés. Las circunstancias cambian, y la arquitectura no puede ser algo estático, tiene que ser dinámica. Sus estructuras simples se convierten en estructuras tridimensionales improvisadas (Space Frames). Arquitectura de supervivencia.
Actualmente uno de los mayores ejemplos de arquitectura nómada en el Festival Burning Man que se celebra en la «ciudad» de Black Rock (Nevada-Estados Unidos). Una ciudad en el desierto que es capaz de albergar 50.000 personas y desaparecer completamente a las pocas semanas. Es una ciudad sostenible que aprovecha la energía que producen los propios asistentes. Si quieres saber más te aconsejamos ver el vídeo de Luis Lope de Toledo en youtube.
Tiene que ser inmediata, de calidad y capaz de proporcionar refugio en el menor tiempo posible. Este tipo de arquitectura esta destina a albergar a gran número de personas desplazadas durante un tiempo limitado a consecuencia de una crisis humanitaria o desastre atmosférico. Existe un Manual para Acciones de Emergencia de ACNUR, que establece los mínimos estándares de metros cuadrados y necesidades básicas que hay que cubrir, donde la premisa básica es la funcionalidad.
En la Bienal de arquitectura de Venecia celebrada en 2016, el tema seleccionado por su director Alejandro Aravena (ganador de un premio Pritzker), fue la investigación del roll de los arquitectos en la lucha diaria por mejorar las condiciones de estas personas alrededor del mundo: “Reporting from the front”. Hay que ser capaces de sustituir las tiendas de campaña utilizadas en los campamentos de refugiados.
La historia de arquitectura se basa en la experimentación de muchas de estas construcciones. El desarrollo de nuevas técnicas constructivas nos ha permitido evolucionar desde las primeras casas de madera y adobe hasta las soluciones actuales. No solo hay que pensar en temporabilidad y flexibidad, también hay que hacerlo en innovación, tecnología, economía de recursos, mantenimiento o gestión de residuos. Arquitectos como Frederick John Kiesler con su proyecto Endless House, o David Greene con su proyecto Living Pod (Habitat-Capsula) han desarrollado sus trabajos basándose en la investigación, experimentación, versatibilidad de este tipo de arquitectura en muchas ocasiones indeterminada.