

Cada vez son más los ejemplos de edificios PassivHaus en climas cálidos templados o cálidos, como el que tenemos en España. Está demostrado que el estándar puede ser alcanzado, con distintas soluciones a las del norte, pero sin comprometer el nivel de eficiencia energética.
Esta vivienda en un pueblo de Barcelona por Fontdevila Casajuana Arquitectes es un ejemplo más.
Se ha buscado una buena integración con el entorno, con un volumen horizontal que conecta interior y exterior siempre que es posible, y una pequeña área privilegiada en altura para el estudio. Una estructura en pérgola ata el conjunto, enmarcando el jardín y haciendo las veces de parasol. Todas las habitaciones de servicio se han enterrado.
La planta en L permite mantener la privacidad respecto de las casa vecinas, recogiendo el entorno en un espacio más doméstico en el patio que abraza la vivienda. La orientación dirige la maniobra para que el mayor porcentaje de envolvente acristalada garantice un buen nivel de ganancias solares y las vistas desde el interior sean las mejores, sin comprometer la intimidad.
Además de un diseño pasivo sólido, las decisiones de proyecto se han centrado en la sostenibilidad de los materiales, siendo el 80 % de ellos reciclables y naturales. Además, la construcción debía ser en la medida de lo posible en seco, lo que se consiguió apostando por paneles de madera contralaminada CLT cortados con control numérico para los muros portantes y los forjados.
La envolvente contundente acompañada de un control exhaustivo durante la ejecución, minimizan las pérdidas térmicas y las infiltraciones, dejando el poco trabajo de climatización al reparto que hace el recuperador y el pequeño sistema de poscalentamiento.
La demanda energética final es tan baja como exige el Instituto PassivHaus y el confort en el interior, innegable. Una agradable y atractiva vivienda que prueba, una vez más, que PassivHaus es posible en España y que no compromete en absoluto la estética del proyecto.