

El edifico Castelar construido en 1975 es un ejemplo tanto por su concepto estructural como por su valor en el control climático. Se trata del edifico Torre Castelar. Rafael de la Hoz Arderius y Gerardo Olivares
El edifico Castelar construido en 1975 es un ejemplo tanto por su concepto estructural como por su valor en el control climático. Se trata de un edificio en altura, con un núcleo central de hormigón desplazado donde se ubican las comunicaciones verticales, y cuyas plantas se descuelgan desde la gran losa de hormigón de cubierta. Su doble piel de fachada permite pasar la luz, evitando el efecto invernadero del interior.
Su acceso elevado sobre la calle de la Castellana (Madrid) se resuelve con una escalinata de travertino, dando lugar a una “no plaza”, a un pódium desde donde poder observar, protegido el resto de la ciudad.
Rafael de la Hoz comentó en alguna ocasión “Fue un experimento tecnológico. La idea era crear un prisma de cristal que flotase como un farolillo gigantesco.”
Fue un experimento maravilloso.
Edificio en altura, con un núcleo central de hormigón desplazado donde se ubican las comunicaciones verticales, y cuyas plantas se descuelgan desde la gran losa de hormigón de cubierta. Su doble piel de fachada permite pasar la luz, evitando el efecto invernadero del interior.
Su acceso elevado sobre la calle de la Castellana (Madrid) se resuelve con una escalinata de travertino, dando lugar a una “no plaza”, a un pódium desde donde poder observar, protegido el resto de la ciudad.
Rafael de la Hoz comentó en alguna ocasión “Fue un experimento tecnológico. La idea era crear un prisma de cristal que flotase como un farolillo gigantesco.”
Fue un experimento maravilloso.