

Hemos estado décadas construyendo de la misma manera, sin apenas innovación en materiales, técnicas o prestaciones de la edificación. Teníamos un sistema rápido, que cumplía con la normativa e iba rodado. Repetir las mismas configuraciones ahorraba mucho tiempo.
Y esto es algo que hay que seguir haciendo, rentabilizar el tiempo; pero con las decisiones correctas.
Sabemos que existen otras formas de construir de mayor calidad, tanto en lo que respecta a confort interior como a ahorro energético. No quiero decir nuevas formas porque no lo son, llevan más de 30 años en países con climas más duros, por lo que su incorporación a nuestro país no debería ser tan difícil.
Sólo tenemos que interiorizar los estándares y patrones, asimilar materiales, espesores, equipos y prestaciones. Algunos conceptos fundamentales de diseño tienen que cambiar, pero nada que no hayamos oído ya y que no esté más que dominado por la industria.
Hasta que aprendamos a movernos con los nuevos valores y umbrales hay que pasar por una fase de formación para ser capaces de anticipar las demandas y requisitos de los edificios. Afortunadamente, los nuevos programas de simulación energética harán que esta educación sea rápida, intuitiva y barata.
¿Cómo y cuándo hacemos el cambio?
Ya, hay que hacerlo ya. En el próximo proyecto que tengamos, en el que estamos empezando. Y el cómo es más fácil que nunca: con herramientas informáticas que nos permiten todas las pruebas y errores necesarios sin coste alguno.
Podrás ir jugando con los volúmenes, superficies, orientaciones, dimensiones de las ventanas, dispositivos de protección solar y equipos de instalaciones y conociendo su eficiencia, coste de construcción y de mantenimiento del edificio en tiempo real.
La construcción virtual es algo que puede llegar a enganchar. Ir probando los distintos sistemas, configuraciones y prestaciones nos permite ver de golpe el poder absoluto del diseñador sobre la energía y los parámetros de habitabilidad y, por tanto, la forma de vida de las familias. Además, genera rápidamente una intuición sobre el peso de los distintos factores en el funcionamiento del edificio, el rendimiento de las diferentes tecnologías y el poder real del sol.
Cuando controlemos todo esto, proyectar volverá a ser un proceso divertido y que nos salga de forma natural. Simplemente esta vez, los resultados serán excepcionales. Hasta entonces…¡simula!