

El libro del edificio engloba una serie de documentos y se entrega a la propiedad una vez entregada la obra. La obligatoriedad del libro del edificio se hizo efectiva a partir del año 2000. Pero ¿Qué sucede con los edificios existentes, muchos de ellos construidos anteriormente a cualquier normativa? Los edificios construidos con anterioridad a esta fecha no están obligados a disponer del Libro, salvo que en estos años se hayan acometido obras de rehabilitación o reformas integrales.
A partir de 2105 se hizo obligatorio que todos los edificios existentes en Cataluña dispusieran de un Libro que documentase su estado, mantenimiento y las obras acometidas en él. Pero, ¿Tiene sentido hacer esta normativa extensible a todo el territorio español? Gracias a iniciativas como la «Renovation Wave» impulsada por la Unión Europea y, sobre todo, con la llegada de los Fondos Europeos de Recuperación económica post-Covid-19, todo apunta a que toca rehabilitar edificios a gran escala y de forma acelerada.
El hecho de la existencia del Libro del Edificio Existente nos agilizaría enormemente la tarea tanto a técnicos como a usuarios. El contar con un Libro del Edificio útil por parte de las comunidades de propietarios y promotores es base fundamental para poder conocer a fondo las condiciones constructivas, de habitabilidad y energéticas. Y no sólo eso, el manual de uso y mantenimiento, también actualizado, conforme a los cambios que hayan surgido en la vida útil del edificio. Como, por ejemplo, los cambios de caldera. En definitiva, se trata de tener un documento «vivo» que ayude tanto al propietario en su función de usuario y al técnico como informado a la hora de acometer reformas.
El libro del edificio existente es de gran utilidad a la hora de acometer una rehabilitación integral. Facilita mucha información que, de lo contrario, debería efectuarse como una labor ardua adicional al proyecto. Se trata de tener los «deberes hechos» a la hora de habitar el edificio.
Normalmente los edificios existentes, sobre todo las Comunidades de Propietarios. En España la mitad del parque de edificios es anterior a 1980. En general, estos edificios existentes con más de 40 años han tenido ya varias intervenciones parciales, pero desafortunadamente carecen de cualquier seguimiento ordenado y menos de un Manual de uso y mantenimiento. Es entonces cuando es aconsejable disponer de un Libro del Edificio existente.
El pasaporte de renovación del edificio está pensado para acompañar a las comunidades de propietarios a conseguir a medio plazo un edificio rehabilitado en orden y bien planificado. Ésta es una herramienta muy potente para agilizar las rehabilitaciones profundas de edificios paso a paso y evitar caer en acometer una serie de actuaciones puntuales sin orden alguno. Aunque es un instrumento voluntario, supone un gran avance a la hora de tener al día el proceso de adecuación de edificios antiguos para hacerlos confortables, saludables y, por supuesto, descarbonizados. A su vez, el Pasaporte queda integrado en el Libro del Edificio Existente, como parte de la información asociada al edificio.
Todos somos conocedores de cómo funciona el mercado de la rehabilitación de edificios en España: normalmente se acometen obras ligeras de conservación y reparación de patologías pero que, lamentablemente, quedan como «parches» que se le van poniendo a los edificios o bien para cumplir los requisitos del IEE (Informe de Evaluación de los Edificios), sin acometer reformas profundas o integrales. La idea de esta herramienta es acompañar e incentivar la necesidad de rehabilitar de manera holística y ordenada, muy en línea con las metas de rehabilitación de cara al 2030.
El Pasaporte de renovación del edificio:
Ahora mismo existen un par de iniciativas para implantar el Pasaporte de renovación del Edificio: