

Hasta el 25 de noviembre se puede disfrutar en Venecia de la XVI Bienal de Arquitectura de Venecia. Un evento con carácter internacional que cuenta con 63 participaciones nacionales, donde destaca la participación por primera vez de la Santa Sede, que tendrá un pabellón en la isla de San Giorgio Maggiore. Una exhibición que reúne a 10 arquitectos, autores del diseño de las capillas que serán relocalizadas en distintos puntos alrededor del mundo.
Comisariado por las arquitectas irlandesas Yvonne Farrel y Shelley McNamara, fundadoras del estudio Grafton Architects (recientemente galardonadas con el Premio Pritzker de arquitectura) , el tema elegido este año es el “Freespace”. Paolo Baratta, presidente de la Bienal de Venecia explicó que el concepto es una nota de atención a los arquitectos participantes sobre la idea de “la calidad del espacio, del espacio libre gratuito”, para que reflexionen sobre cómo la Arquitectura se adapta continuamente a las necesidades de la sociedad. Es importante volver a recuperar dentro de nuestros valores la importancia que tiene la calidad de todo lo que creamos , sin perder nunca de vista la humanidad que debe de aportar la arquitectura.
Los países participantes además de aportar contenido o diferentes soluciones bajo el tema de «Freespace» han desarrollado diferentes iniciativas en sus pabellones respectivos. Uno de los más extremos y llamativos ha sido sin lugar a duda el pabellón británico. Ha permanecido completamente vacío, disponible para eventos de otras naciones.
El pabellón Suizo ha sido el galardonado con el león de oro a la mejor participación nacional.
«En Suiza, siempre la llamamos una nación de inquilinos, la mayoría de la gente vive en apartamentos de alquiler y se muda bastante. Por eso, la gente quiere un entorno estandarizado», explicó el co-comisario del arquitecto y pabellón suizo Alessandro Bosshard.
La instalación del pabellón consiste en una visión crítica y reflexiva sobre la escala del espacio doméstico. Un apartamento sin amueblar, con elementos y habitaciones realizadas a diferentes escalas, lo que le provoca al visitante diferentes sensaciones a lo largo del recorrido. Paredes blancas, parquet en el suelo, muebles estandarizados, dan lugar a un espacio homogéneo. ¿Cuál es el tamaño de nuestra casa ideal? ¿Qué ocurre cuando modificamos la escala de un estándar tipo preconcebido? Estas podrían ser algunas de las preguntas que nos surgen al salir del pabellón.
Comisariado por la arquitecta Atxu Amann, reivindica los entornos de aprendizaje como espacios de crítica y creación arquitectónica, destacando el perfil multidisciplinar del arquitecto. De las 1200 propuestas recibidas solo 143 fueron las elegidas, que abarcan 52 conceptos que definen el futuro de la Arquitectura.
Es un pabellón sobre todo visual donde se respira libertad, que muestra no lo que ya han construido otros arquitectos, sino lo que los jóvenes arquitectos pueden llegar a construir, desde la investigación y reflexión. No hay que tener miedo al futuro.
En esta edición también hay espacio para la Arquitectura y la Política, con propuestas tan radicales como la de Uruguay sobre una gigantesca prisión, o la propuesta alemana de “Unbuilding Walls” que pone de manifiesto las dificultades de la reunificación tras la caída del muro. Y como dice el manifiesto de la Bienal de Arquitectura de Venecia:
“Una sociedad crece y progresa cuando los ancianos planta árboles sabiendo que nunca se sentarán a su sombra”