

Es importante que conozcamos todos los sistemas de calefacción para escoger la más adecuada a nuestras necesidades de proyecto o de vivienda. La mayoría de los hogares españoles tienen calefacción por elementos independientes, o lo que es lo mismo, estufas, radiadores y convectores eléctricos, bombas de calor y otros equipos, sin conexión alguna entre ellos.
Asimismo, más de la cuarta parte de las viviendas tienen una instalación individual, independiente de la existente en el resto de viviendas. Solamente un 10% tienen una instalación centralizada, mediante la cual se da servicio a un conjunto de hogares, por lo general de un mismo bloque o comunidad. Sepamos que la calefacción central colectiva, con medición y regulación individualizadas para cada una de las viviendas es, desde el punto de vista energético y económico, un sistema mucho más eficiente que los sistemas individuales.
De todas formas, si no disponemos de calefacción centralizada, aquí tenemos las maneras más utilizadas de instalaciones de calefacción individuales:
Atmosféricas: cuando la combustión se realiza en contacto con el aire de la estancia donde está ubicada la caldera.
Estancas: cuando la admisión de aire y la evacuación de gases tienen lugar en una cámara cerrada, sin contacto alguno con el aire del local en que se encuentra instalada. Tienen mejor rendimiento que las calderas atmosféricas.
En resumen, en condiciones normales, es suficiente encender la calefacción por la mañana. Por la noche, salvo en zonas muy frías, se debe apagar la calefacción, ya que el calor acumulado en la vivienda suele ser más que suficiente (sobre todo si se cierran persianas y cortinas) para mantener por la noche, en los dormitorios, una temperatura entre 15 y 17 °C.