

PassivHaus ha tardado lo suyo en llegar a España, y también a Latinoamérica. Su distinto funcionamiento en climas más cálidos respecto a los nórdicos ha ralentizado en gran medida su implantación.
Sin embargo, ya se puede decir que empieza a sorprender a los pioneros al otro lado del charco y se está difundiendo de una manera muy efectiva. Este apartamento rehabilitado de Méjico es de los primeros en alcanzar el estándar y lo ha hecho por la puerta grande, haciéndose con el Premio del primer Concurso Iberoamericano de PassivHaus.
La vivienda en cuestión se construyó a posteriori en la azotea de un edificio de los años 30, como es bastante habitual allí, dado que la edificabilidad está raramente agotada. Lo más sorprendente es que la rehabilitación tuvo lugar en 2012 y la vivienda data de 2007, lo que quiere decir que muy poco tenía que gustarle al propietario cómo estaban hechas las cosas.
Algunas condiciones de partida eran muy favorables, como el hecho de que fuera una cuarta planta y con orientación sur. Por el contrario, la superficie construida de tan sólo 45 m² penaliza bastante el factor de forma. El clima en DF es comparable al de Madrid, calor y frío intensos en verano e invierno, respectivamente.
El estudio de arquitectura autor del proyecto INHAB llevaba años formándose y no tuvo problemas para alcanzar el estándar, recurriendo en varios casos a los mismos productos que se utilizan en Europa para estas construcciones, como es el caso de las ventanas de KÖMMERLING. Una envolvente muy aislante y hermética, el uso de materiales sostenibles y locales y el diseño atractivo le han conseguido a este encantador apartamento el premio PassivHaus por excelencia de Iberoamérica.
Esperemos que estos resultados vayan abriendo los ojos y los estándares de construcción eficiente se instalen en Latinoamérica.