

Resilient Roof propone un interesante ejercicio de hibridación programática, formal y funcional. La fisonomía de la clásica construcción industrial del siglo XX, con sus volúmenes compactos de estructuras y cierres metálicos con “dientes de sierra” orientados a capturar la luz natural, sirve de referencia formal a una organización del programa mas propio del espacio de producción del siglo XXI. A finales de los años 90, Rem Koolhas hablaba del “espacio de flujos, espacio de producción post-capitalista” como nuevo axioma del cambio sistémico que ya entonces se empezaba a vislumbrar y que veinte años después nos ha arrollado como un tsunami.
Esta propuesta se caracteriza por su entendimiento de las necesidades del programa en cuanto a la distribución de los espacios de trabajo y la relación entre ellos, pero también por la necesidades corporativas del propietario que está adquiriendo un activo financiero que puede ser susceptible de necesitar actualizaciones o modificaciones en el corto, medio y largo plazo. La arquitectura del siglo XXI debe ser no solo eficiente y sostenible (económica, social y medioambientalmente), además debe ser fácilmente reciclable y reusable.
Resilient Roof hace mención a algo extraordinariamente importante y que sin embargo muy rara vez se menciona a la hora de narrar las capacidades y virtudes de los proyectos de arquitectura en esta fase de “catálogo de promesas” que se presentan a los concursos: la posibilidad de hacer feliz a sus usuarios. Este detalle es muy importante, porque probablemente representa y simboliza la gran aportación de valor de la arquitectura. La edificación nos puede proveer de resultados eficientes, bien construidos, correctamente planificados y ejecutados… la arquitectura nos puede hacer felices.
El planteamiento de Resilient Roof es además extraordinariamente inteligente al aprovechar la oportunidad que significa la realización de una sede corporativa, un “headquarters”, en una oportunidad de marketing para la marca, a sabiendas de la capacidad de comunicación que tiene la arquitectura elevada a icono.
Finalmente destacamos el esfuerzo encomiable puesto en el desarrollo de un complejo sistema de estrategias activas y pasivas orientadas a la consecución de los objetivos “zero” del enunciado del concurso, de las que vamos a mencionar las mas interesantes:
Estrategias pasivas
Diseño individualizado de las fachadas por orientaciones. El edificio se abre al Sur con grandes huecos protegidos por lamas horizontales para conseguir mayor ganancia solar en invierno y minimizar el recalentamiento en verano.
Hacia el Norte, se reducen los huecos al mínimo, salvo, con carácter excepcional, con la apertura de lucernarios de “luz Norte” cuando los usos lo necesitan. El aislamiento térmico se incrementa todo lo posible en dichos huecos y se coloca triple acristalamiento para reducir las pérdidas térmicas.
Hacia el Este, los huecos se hacen más verticales y tienen una protección microperforada que tamiza la radiación excesivamente horizontal.
Hacia el Oeste, se reducen los huecos sensiblemente para que no se produzca sobrecalentamiento en verano y se coloca, al igual que hacia el Este, una protección microperforada que tamiza la radiación excesivamente horizontal.
Inducción de movimiento del aire por “efecto chimenea” interior: la geometría de la célula básica, en sus variaciones, está diseñada para inducir un efecto chimenea en el interior que facilite la generación de corrientes de aire. En estas condiciones climáticas, poner el aire en movimiento es suficiente para alcanzar el confort en los meses cálidos no extremos.
Ganancia solar: grandes huecos a Sur favorecen la acumulación de calor por radiación mediante acumuladores de gran inercia. Este efecto se subraya mediante la colocación de un invernadero a Sur, que se ventila completamente hacia el exterior en los meses cálidos y se recircula hacia el interior en los meses fríos Luz natural indirecta en todos puntos del edificio. La introducción de la luz cenital indirecta, ideal para el uso administrativo al reducir los deslumbramientos y producir una luz homogénea, contribuye a reducir la carga de iluminación eléctrica y por tanto reduce el consumo de energía.
Ventilaciones cruzadas: la configuración en planta del edificio permite la generación de ventilaciones cruzadas, que aprovechen los gradientes de presión entre las diferentes caras del edificio e induzcan movimientos de aire. Esto contribuye a mejorar el confort térmico en meses cálidos no extremos y favorece la renovación espontánea de aire.
Recuperación de calor geotérmico mediante pozos canadienses: las tomas de aire exterior se hacen circular bajo tierra, favoreciéndose así de la inercia térmica del terreno y suavizando su temperatura. En los meses cálidos el aire se refresca con respecto a la temperatura exterior y se calienta en los meses fríos. Intercambiadores de calor sin mezcla de aire permiten, además, recuperar parte de la energía acumulada en el aire saliente, que de otro modo se perdería.
Utilización de la inercia térmica del forjado sanitario para suavizar las temperaturas interiores: el forjado se plantea como un banco de inercia. Ésta es una estrategia orientada fundamentalmente al verano, cuando en las horas más frescas del día se hace circular aire por el interior del forjado de manera que al llegar las horas de máximas temperaturas el pavimento radie frío hacia el interior. Si el presupuesto lo permitiese finalmente, podría incluso plantearse la posibilidad de optimizar la acumulación de calor por inercia mediante micro- tanques de parafinas, formuladas específicamente para optimizar la acumulación térmica en esas latitudes.
Microclima exterior: en los entornos inmediatos al edi cio se intentan generar unas condiciones climáticas controladas, que suavicen las condiciones naturales de la zona. Se introducen así superficies vegetales para refrescar los entornos en verano (las superficies verdes tienden a suavizar su temperatura superficial), se colocan fuentes, pulverizadores y superficies de agua para producir enfriamiento por evaporación. Se han tenido en cuenta también los vientos dominantes para colocar masas de vegetación que protejan de los vientos del Norte en invierno y se abran a los más frescos en verano. Las especies propuestas son de hoja caduca para favorecer el soleamiento en invierno y la sombra en verano.
Estrategias activas
Grandes planos de captación solar para producción fotovoltaica y termosolar: grandes planos orientados a Sur garantizan los metros cuadrados necesarios para la producción fotovoltaica y la captación termosolar. Los ángulos óptimos de captación, asociados a la latitud, generan planos inclinados que no sólo se integran perfectamente en la propuesta, sino que son parte fundamental en la formalización del edificio. Una superficie de agua en la zona cercana al aparcamiento sirve de tanque de expansión para evitar el sobrecalentamiento del sistema termosolar en verano.
Control inteligente del volumen interior: el edificio propone un sistema de control del volumen albergado mediante un sistema de lamas móviles. La altura y la forma apuntada en sección contribuyen al “efecto chimenea” en los meses cálidos no extremos, reduciendo el número de días en los que es necesaria la utilización de sistemas activos de climatización. Cuando los movimientos de aire dejan de ser necesarios y se pasa a meses con necesidad de calentamiento, el volumen albergado se reduce mediante un sistema de lamas transparentes que, sin dejar permitir la iluminación cenital superior, dividen en altura el espacio para reducir significativamente el volumen de aire que es necesario acondicionar.
Control inteligente de la ventilación y recuperadores de calor: los recuperadores de calor permiten un intercambio de energía entre el aire saliente (que se desecha) y el entrante. El aire proveniente de las tomas exteriores se atempera mediante recorridos subterráneos que aprovechan la inercia térmica del terreno. Una serie de sensores de la calidad de aire, que miden concentraciones de oxígeno y CO2, controlan los caudales de los sistemas de ventilación forzada y determinan las mezclas de aire.
Sistema inteligente de acumulación térmica en bancos de inercia térmica, mediante ventilaciones forzadas en capas intermedias del forjado: el sistema antes explicado como estrategia pasiva es potenciado mediante un control inteligente de los ujos, con aperturas y cierres automáticos y con ventilaciones forzadas cuando sea necesario.
Gestión integral del agua: el edificio propone una gestión sostenible del agua de la que se desarrollarán en fases posteriores los siguientes apartados:
– Recuperación y tratamiento de aguas grises para cisternas.
– Acumulación en aljibes del agua de lluvia para riego y cisternas.
– Colocación de aireadores en grifos.
– Posibilidad de colocación de urinarios secos sin olor.
– Aumento de la superficie filtrante del entorno (se minimiza la super cie impermeable y se acumula el agua que recibe).