

La envolvente de los edificios es lo único que separa nuestro confort del caprichoso clima exterior y es decisiva en la huella medioambiental que dejará nuestro estilo de vida. Estos productos consideran no sólo el impacto en el medio ambiente de sus procesos de extracción de materias primas y fabricación, sino también la demanda energética durante la vida útil de las edificaciones.
Muros de hormigón y aislamiento:
Una reinterpretación del sistema lleva a los amantes del hormigón a mejorar sus cualidades aislantes y aumentar la eficiencia del resultado constructivo final y del proceso de construcción sustituyendo el encofrado de toda la vida por paneles rígidos aislantes. Los paneles se mantienen durante la vida útil del edificio, ahorrando energía en su uso y tiempo en la construcción. Los «encofrados» pueden venir montados de fábrica en tamaños manejables. ¿Qué hay más eficiente que matar dos pájaros de un tiro?
Esta idea existe también en formato prefabricado, cambiando el orden de los productos: en Solarcrete los bloques de hormigón con alma de EPS vienen listos para colocar en obra.
Espuma de polyuretano rígida basada en plantas:
Ya vimos otros materiales aislantes procedentes de residuos de hongos de Ecovative. En este caso la espuma que proviene del bambú, algunas algas y el cáñamo se utilizó en un principio para fabricar tablas de surf. Malama Composites, posteriormente dio el salto a los muebles, las hélices de molinos de viento y el aislamiento de edificios. Ofrece un alto grado de aislamiento térmico y acústico, por encima de la fibra de vidrio o el polyestireno.
Fibra de madera y residuos plásticos:
Según la National Association of Home Builders, la combinación de estos dos materiales a partes iguales tiene mayor duración y es menos tóxico que un tratamiento convencional de madera. Combina la mayor rigidez gracias a la consistencia que le dan las virutas de madera y con la mayor resistencia al moho o la humedad del plástico.
Paneles aislantes estructurales (Structural Insulation Panels-SIP):
Estos paneles tienen un alma de espuma aislante entre dos capas de contrachapado, hormigón o textil. Son resistentes al fuego, pueden reducir la pérdidas de calor en un 50% según el NAHB Research Center y se pueden colocar como cimentaciones, forjados o muros.
Paneles aislante de vacío:
De momento están disponibles sólo apra uso comercial de refrigeradores industriales y contenedores especializados, pero se dice que su nivel de aislamiento multiplica por 7 el de uno tradicional. El mayor problema para su universalización es la fragilidad superficial exterior. Se está trabajando en su desarrollo para aplicación en el sector de la construcción.
Cubiertas frías de cualquier color:
Que cualquier elemento de color blanco absorbe menos radiación que uno negro es algo evidente. En eso se ha basado la tecnología de materiales de cobertura para azoteas de los últimos años, fabricando todo tipo de películas y pinturas que maximizaran la reflexión. Hoy en día podemos obtener ya los mismos beneficios con productos de colores oscuros. Desde Eco Home Magazine estiman que el precio de un tratamiento de estos encarece una cubierta convencional unos 500 €/m². ¿Con cuántos agostos de reducción de demanda de climatización podemos compensarlo?
Todos estos productos ayudan a diseñar envolventes de altas prestaciones, pero no debemos olvidar que la técnica está en la homegeneidad de criterios en todo el proyecto, pues de nada sirve un cerramiento vertical extraordinario si vamos a dejar puentes térmicos en los encuentros o hemos elegido un sistema de carpinterías de ventana de baja calidad, o un cajón de persiana con un aislamiento o diseño deficiente.