

El pasado 8 de mayo se publicaron por primera vez los ganadores de los Premios Mies de manera simultánea con la ceremonia de entrega y con muy buenas noticias para España:
El premio de Arquitecto Emergente ha sido para Arquitectura G, un estudio español situado en Barcelona formado por Jonathan Arnabat, Jordi Ayala-Bril, Aitor Fuentes e Igor Urdampilleta.
El Premio de Arquitectura Contemporánea de la Unión Europea Mies van der Rohe de 2015 se lo ha llevado la Filarmónica de Szczecin de Estudio Barozzi / Veiga y Studio A4. El estudio se fundó en 2004 en Barcelona por Fabrizio Barozzi y Alberto Veiga.
El premio ganador fue elegido entre los 5 candidatos finales que se seleccionaron de las 420 obras presentadas inicialmente. Los otros finalistas eran:
Sobre el proyecto ganador
Así lo describen los arquitectos:
Situado en el solar de la antigua Konzerthaus, destruida en la segunda guerra mundial, el proyecto busca ser un edificio fuerte, rotundo, capaz de convertirse en una nueva referencia urbana. Su expresividad formal, su materialidad y el equilibrio volumétrico entre masa y verticalidad, permiten enlazar la nueva arquitectura con el entorno físico y cultural, más inmediato, sin renunciar a su representatividad.
El edificio alberga cuatro usos principales: una sala sinfónica para 1000 personas, unasala de cámara para 250, un área de exposición y un vestíbulo, ambos susceptibles de ser utilizados como zona multifuncional. Todos ellos están hilados por un recorrido continuo, caracterizado mediante la luz y la geometría y que busca potenciar la espacialidad del edificio. La sala sinfónica, mediante su conformación y materialidad, reinterpreta contemporáneamente un espacio destinado a ser esencia y reflexión al mismo tiempo.
El edificio se configura por una volumetría sintética a la vez de compleja que se resuelve mediante un paseo continuo el cual conecta todas las funciones presentes a lo largo de un espacio público presente en todas las plantas. Desde el exterior, como ocurría con la pre-existencia contigua, prevalece la verticalidad geométrica de la cubierta. Estas características singularizan la Filarmónica en su contexto urbano.
La composición en planta queda definida por un anillo perimetral. Este elemento alberga mayormente espacios de servicio. Por un lado permite definir un gran vacío dentro del cual gravita la sala de orquesta y el auditorio para música de cámara, por otro lado para remarcar la relación del edificio con su entorno más próximo. La modulación seriada de la cubierta representa el otro elemento expresivo del proyecto, que permite integrar el nuevo edificio dentro de un perfil urbano fragmentado.
En su materialidad, el edificio es percibido como un elemento de luz: la fachada de cristal, iluminada desde su interior, da lugar a diferentes percepciones según el uso interior. La austeridad exterior y la sencilla composición de la circulación interior contrasta con la expresividad del hall principal. De acuerdo con la tradición de Europa central de salas clásicas de concierto, la decoración llega a ser tanto ornamento como función. La sala de concierto se diseña siguiendo una sequencia de Fibonacci cuya fragmentación va aumentando con la distancia a la escena, y da forma a un espacio ornamental que recuerda a la tradición clásica a través de su recubrimiento bañado en oro.
Además, cabe destacar la configuración de la fachada como una doble piel que garantiza el buen comportamiento energético y, sobre todo, acústico. Las luces LED situadas en la cámara dotan al edificio de una imagen especial sin necesidad de un gran consumo.