

Recientemente, en el Compromiso de Acción de París, un total de 195 países y la UE adoptaron el Acuerdo de París, con el propósito fundamental de que el Planeta no se caliente más de 2ºC respecto a los niveles preindustriales. Se trata de un compromiso de alcance universal contra el cambio climático que sustituye al Protocolo de Kioto. Asimismo, se hizo mención especial a «proseguir los esfuerzos» para limitar ese incremento en 1,5ºC.
Durante la primera fase del Protocolo de Kioto (que ya parece obsoleto), el nuevo reto de cara al 2020 se conoció como el objetivo 20/20/20:
◦ Reducir en un 20% las emisiones de GEI respecto a las cifras de 1990.
◦ Ahorrar el 20% del consumo de energía mediante una mayor eficiencia energética.
◦ Que el 20% de la energía consumida tenga un origen renovable.
La norma con la que se materializó la apuesta del “Triple 20” es la Directiva 2010/31/UE, que refunde la Directiva 2002/91/CE relativa a la eficiencia energética de los edificios.
De ahí, que la gran novedad de esta directiva llegue en el ámbito de los edificios, con el concepto de Edificio de Consumo Casi Nulo, que textualmente dice ser aquel edificio:
“[…] con un nivel de eficiencia energética muy alto […]. La cantidad casi nula o muy baja de energía requerida debería estar cubierta, en muy amplia medida, por energía procedente de fuentes renovables, incluida energía procedente de fuentes renovables producida in situ o en el entorno”
Esta Directiva obliga a que Los Estados miembro se aseguren de que:
En este contexto, y en línea con la definición del concepto de edificio casi nulo, se plantea el concepto “eco-lógico”, para la consecución de este tipo de edificios, que no es más que enfocar este proceso desde un punto de vista de eficiencia, tanto energética como económica.
En esta ocasión, a través del Reto KÖMMERLING, se pretende ir un poco más allá, queriendo demostrar que es posible construir hoy en día un edificio de energía cero con costes competitivos, usando el concepto “eco-lógico”
Este proceso de consecución del edificio de energía cero, pasa ineludiblemente por tres pasos, que han de darse con un orden establecido que no debe alterarse:
Este proceso puede verse claramente en este gráfico:
En primer lugar, reducción de la demanda. “La energía más barata es la que no se consume”. El objetivo consiste en, mediante la aplicación de medidas pasivas, tratar de conseguir que esta demanda energética se aproxime todo lo posible a cero. Esto puede conseguirse en primer lugar mediante un diseño inteligente del edificio, que sea capaz de aprovechar los recursos naturales, sol, tierra, aire, vegetación… en beneficio propio, teniendo en cuenta los usos que se le va dar al edificio, para posteriormente minimizar las pérdidas energéticas mediante una envolvente apropiada (alta calidad en los cerramientos opacos, y en las ventanas, elementos de protección solar adecuados, hermeticidad del edificio mediante una cuidada ejecución, control de la ventilación…).
En segundo lugar, minimización del consumo. Esto se debe conseguir mediante la implantación de sistemas de alta eficiencia, ya sea en calefacción, refrigeración, ACS como iluminación y equipos, así como en la utilización de sistemas inteligentes de regulación y control que permitan utilizar los equipos sólo cuando sean necesarios, además de saber anticiparse a las necesidades energéticas del edificio.
En tercer lugar, el uso de energías renovables. Para poder generar la “poca energía” que debería demandar el edificio, mediante una evaluación concienzuda del recurso renovable, e intentándose adaptar, en la medida de lo posible, a la curva de demanda.
Fuente: Centro Nacional de Energías Renovables (CENER)