

Debido al anterior boom inmobiliario, existe un gran stock de viviendas actualmente, por lo que parece evidente la tendencia a rehabilitar viviendas existentes, al menos a corto y medio plazo.
Si a esta información le añadimos que se estima que el consumo de energía del sector residencial constituye aproximadamente una cuarta parte del consumo total de la sociedad, se antoja necesario el tomar cartas en el asunto para lograr una eficiencia óptima en cada una de nuestras viviendas.
Se han realizado diversos estudios que arrojan conclusiones claras sobre el potencial ahorro energético posible en el parque de edificios existentes. La aplicación de medidas correctoras para la rehabilitación energéticas en viviendas lograría ahorros de entre un 5 y un 20% en el consumo de energía, lo que supondría unos ahorros anuales de entre 200 y 500€ de media por vivienda.
En una obra nueva podemos tener en cuenta factores como la orientación y la zona climática, la forma y el volumen del edificio, las fuentes energéticas disponibles o los recursos arquitectónicos bioclimáticos. Pero en una rehabilitación estos factores se ven reducidos y por eso esta disciplina se basa en la reducción de la demanda energética del edificio mediante la aplicación de las siguientes mejoras en la envolvente:
Estas mejoras deben ser combinadas en la medida de lo posible con sustitución de equipos de iluminación de bajo consumo, con instalaciones nuevas que busquen la eficiencia energética o la instalación de energías renovables siempre que sea posible.
Para hacernos una idea de la importancia de este tipo de rehabilitación solo tenemos que pensar que, por ejemplo, en la Comunidad de Madrid existen 2.6 millones de viviendas y que si aplicáramos estas medidas en todas ellas ahorraríamos una cuarta parte del gasto total.