

El cliente de vivienda es cada vez más exigente y la normativa aumenta a pasos agigantados las exigencias de reducción de consumo energético. Kiss House es un proyecto que aúna prefabricación y estrategias pasivas para asegurar viviendas de calidad y muy sostenibles a precios asequibles.
El diseño está basado en la Sandpath House de Adrian James, un proyecto relativamente conocido por ser una vivienda de tamaño medio funcional y atractiva. Para esta versión, el arquitecto se ha unido a Mike Jacob, de Trunk, con el objetivo de añadir la vertiente medioambiental y energética.
Kiss House cumple con las exigencias de estándar PassivHaus y está compuesta fundamentalmente de CLT, convirtiéndose en un producto de alta eficiencia y bajo nivel de emisiones de CO2 tanto en la construcción como durante el ciclo de vida útil. Existen configuraciones de 2, 3 y 4 dormitorios.
El proyecto se concibe como un mueble de IKEA, con un alto grado de prefabricación, un empaquetado eficiente de las piezas para el transporte y un montaje in situ sencillo y rápido. Se ha hecho un gran esfuerzo en optimizar este proceso, pues se abaratan los costes de ingeniería y diseño, se reducen los plazos y los riesgos y aumenta la calidad.
“Hacemos en taller lo que consideramos que tiene sentido hacer: la fabricación del CLT y el empaquetado compacto. El resto se ensambla in situ. Tenemos la intención de explorar los grados de optimización en función de lo que seamos capaces de dejar hecho en los paneles de CLT antes del transporte” pero prefieren enviar la vivienda lo menos montada posible por razones medioambientales. “El análisis muestra que ir a transporte de volumen produce una mayor huella de carbono, pues no tiene sentido transportar aire” explica Mike.
El punto más crítico de todo esto es, en mi opinión, asegurar la hermeticidad de la vivienda. La mano de obra del montaje de la vivienda debe ser muy preparada para alcanzar la estanqueidad suficiente para las 0,6 renov/h que exige PassivHaus, y esto va precisamente un poco en contra del resto de la filosofía del producto.
No obstante, hay que tener en cuenta que conseguir cumplir el estándar es difícil y conlleva una curva de aprendizaje que se nota en el presupuesto. Con la repetición en serie se evitan muchos errores de «novato», y se reduce considerablemente el coste de una gran cantidad de casas.
“Venimos del campo de la residencia «a medida» y conocemos muy bien los quebraderos de cabeza que rodean a esos proyectos. Lo que queremos es hacer más accesible la vivienda de alta calidad, pero sólo el tipo correcto de vivienda; y ahí es donde entran en escena PassivHaus y el CLT.”
Desde luego, el resultado final es una vivienda de alta calidad, con menos sorpresas en lo que a plazo y coste se refiere y con un diseño sin aspecto de casa producida en serie. La idea tiene todos los ingredientes para triunfar: economía, diseño, sostenibilidad y eficiencia. Es una iniciativa que si bien no vale para todos los casos, pues una arquitectura consciente e intencionada para un entorno tiene mucho más que aportar, sí sirve para sustituir a muchos proyectos personalizados pero mucho peor pensados en términos de confort y comportamiento energético.