

Podemos definir el Internet of Things (IoT) como la capacidad de los objetos para conectarse a Internet, con el único objetivo de conectarse a otros objetos. Esto puede ser para producir una reacción en esos objetos o simplemente para enviar o recibir datos de ellos.
Hoy está ya presente en nuestro día a día por su cruce con las redes sociales: fotografías, aplicaciones de rendimiento deportivo, o las que nos encuentran por GPS y señalan los mejores restaurantes de la zona no son más que la traslación del mundo real al mundo virtual.
Corro 10 kilómetros en 40 minutos y segundos más tarde lo saben todos mis contactos sin que yo toque un botón. Aterrizo en el aeropuerto de algún lugar exótico y doy envidia a todos casi sin darme cuenta de que he clicado en Publicar. En principio, todo está rodeado de un halo de frivolidad, consumismo y capricho. El negocio del siglo es el de la pérdida de intimidad y las apariencias.
Sin embargo, hay detrás algo más grande que todo eso. Esta demanda de tecnología para fines lúdicos va a tener un impacto muy positivo en aplicaciones relacionadas con la salud y la eficiencia energética. Ahora mismo ya todos tenemos un dispositivo móvil conectado por el que hemos pagado un dineral. Que empecemos a utilizarlo para cosas importantes (para las que no pagaríamos por él) es cuestión de que se pongan de moda.
Arquitectura
Desde casa hasta la oficina y desde los servicios públicos hasta los centros comerciales, la información es un arma en relación a nuestro confort y comodidad, así como la optimización de los recursos. Hay muchos datos de un edificio que son medibles, comparables y están estandarizados.
El público lleva décadas comprando revistas de interiorismo y decoración, viendo las casas de otros. ¿Qué costaría introducir en ese concepto nuevos aspectos del valor de una vivienda como son la demanda energética o la calidad del aire?
En el artículo La construcción como medicina preventiva se comentaba cómo medir es imprescindible para poder mejorar o mantener un estado de confort. Nuestro cuerpo no es un sensor: necesitamos herramientas para conocer los datos de confort, demanda y consumo por horas y aparatos.
Estos datos tienen que estar centralizados para que puedan crear relaciones de activación de sistemas entre ellos. Ahí es donde entra en juego el Internet of Things. La conexión a internet es para conectarlos con nosotros: permitirnos conocerlos, manejarlos y optimizarlos modificando nuestros hábitos de uso.
Por otro lado, nuestra sociedad actual nos dice que la comparación con el vecino es una de las principales razones para iniciar una rehabilitación energética. ¡Que empiece la competición!
Fuentes imágenes: daintree | proto3000 | angieslist | quadraturaarquitectos