

La permeabilidad al aire en nuestras viviendas puede desencadenar un disconfort total en las estancias tanto en invierno como en verano. Veamos hasta qué punto afecta este concepto tanto en el cumplimiento del Código Técnico de la Edificación como en la práctica, y cómo mejorarla con sistemas de ventanas eficientes.
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Esta es la cuestión que nos aborda a los arquitectos a la hora de cumplir con el DB-HE1 del Código Técnico de la Edificación (CTE) en su apartado 3.1.3. “Permeabilidad al aire de la envolvente térmica”. Tenemos exigencia de cumplir con dos condiciones:
El CTE establece en este segundo criterio una relación entre la compacidad de la vivienda y la permeabilidad al aire, siendo más restrictivo en viviendas menos compactas. Es decir, las viviendas unifamiliares tienen una exigencia mayor que los bloques residenciales. Normalmente estas primeras tienen una compacidad baja debido a su pequeño volumen.
Una vez vistos los límites “teóricos” que establece el CTE, nos preguntamos qué efecto real tiene la permeabilidad al aire en nuestra vida cotidiana. En efecto, este tema que en principio puede parecer meramente «de cumplimiento», es un aspecto fundamental para tener viviendas eficientes, habitables y saludables. Para medirlo contamos con tres conceptos fundamentales que debe que tener sí o sí nuestra vivienda:
Según un estudio realizado acerca de la permeabilidad del aire en viviendas de la costa mediterránea y Canarias*, las pérdidas energéticas asociadas a la alta permeabilidad al aire pueden llegar al 27% del total. Aquí es importante fijarnos que el clima más benigno en el que se puede disfrutar en esas ubicaciones es independiente de la calidad de la vivienda. La hermeticidad también afecta a las viviendas con menos demandas energéticas de calefacción, pero con demandas de refrigeración.
(*) Jesús Feijó-Muñoz, Cristina Pardal, Víctor Echarri, Jesica Fernández-Agüera, Rafael Assiego de Larriva, Manuel Montesdeoca Calderín, Irene Poza-Casado, Miguel Ángel Padilla-Marcos, Alberto Meiss: “Energy impact of the air infiltration in residential buildings in the Mediterranean area of Spain and the Canary Islands”.
El bienestar de las personas que habitan la vivienda es un pilar fundamental de la buena arquitectura. Si las viviendas no son confortables, acabarán en venta por parte de sus dueños. Especialmente sensible es la zona de salón-estar con sofás colocados cerca de las ventanas. Es evidente que, si sentimos corrientes de aire que se cuela por las carpinterías mal selladas mientras estamos descansando en el sofá en invierno, acabaremos por recolocar los sofás o mudándonos de casa.
La baja permeabilidad al aire evita esas fugas de aire entre las juntas y agujeros en toda la casa, produciendo así un mayor nivel de confort que en viviendas más permeables.
El riesgo de aparición de condensaciones tanto superficiales como intersticiales aumenta en las viviendas muy permeables al aire. Esto se debe a que el hecho de que haya entrada de aire exterior hace que las temperaturas superficiales de los materiales constructivos sean diferentes a las del interior de la vivienda, lo que afecta al punto de rocío en dichas superficies. Así tenemos un gran riesgo de generación de moho, condensaciones y contribuye a que los habitantes de la vivienda estén expuestos a enfermedades. A este efecto junto con un mal aislamiento térmico crea edificios enfermos.
Por otro lado, el tener tasas de permeabilidad bajas, hace que tengamos presente una ventilación efectiva de la vivienda, para disipar el vapor de agua y gases que emitimos naturalmente como seres vivos.
Como hemos visto más arriba, el CTE marca unas exigencias precisas en cuanto al nivel de permeabilidad de los huecos. Además, la propia normativa incide en la importancia de tener sistemas de ventanas poco permeables al paso del aire y que estén bien instalados (encuentros entre huecos y opacos).
Está claro que el punto más sensible de la permeabilidad al aire en viviendas es en los huecos de ventanas, sobre todo sin nos fijamos en el punto de vista del confort. Por lo tanto, optar ya desde un principio por buenos sistemas de carpinterías, significa tener media “batalla” ganada. En este sentido KÖMMERLING ofrece unas prestaciones inmejorables en cuanto a la baja permeabilidad al paso del aire en todos sus productos, incluidos los cajones de persiana. Más concretamente, los sistemas KÖMMERLING tienen una permeabilidad ensayada CLASE 4, asegurando el cumplimiento de CTE en todas las zonas climáticas.
Por otro lado, no debemos olvidar que la correcta instalación de la ventana supone la otra mitad de la permeabilidad al aire en viviendas. De nada sirve tener unos sistemas de ventanas con buenas prestaciones si luego el aire puede colarse por las juntas de instalación. Es por ello que KÖMMERLING cuenta con una red de instaladores que aseguran una instalación óptima, incluso en proyectos de alta eficiencia como aquellos diseñados con el estándar Passivhaus.
Recuerda que un cliente satisfecho es lo más importante. Elige KÖMMERLING y acertarás.