

La forma en que construimos está cambiando, pero aún más importante es que la forma en que vemos los edificios está cambiando. Ya no medimos lo que protegen sino lo que demandan, ahora exigimos condiciones de confort más allá de las que permite el clima, y los entendemos como ecosistemas a medida del ser humano.
Por último, también están empezando a concebirse no sólo como los espacios que encierran, sino como los grandes paramentos en contacto con el aire exterior que suponen, especialmente en las ciudades.
Así, tenemos materiales innovadores con nuevas aplicaciones, como la cubierta solar “invisible” de Tesla y otras soluciones parecidas, el cemento luminoso, la fachada que respira y algunas más inspiradas directamente en la naturaleza. Este nuevo producto pretende aprovechar los miles de metros cuadrados de edificación para mejorar la calidad del aire.
Se trata de una hoja artificial capaz de hacer la fotosíntesis, es decir, convertir el agua, el dióxido de carbono y la luz en oxígeno. Si las ciudades son un foco de emisiones a la atmósfera, ¿qué mejor que las propias ciudades para contrarrestar ese efecto?
El diseño es de Julian Melchiorri, del Royal College of Arts de Londres. Las “hojas” funcionan con una proteína de seda integrada por cloroplastos, que viene directamente de las plantas, y que son los que permiten el proceso de la fotosíntesis. De esta manera, se consigue que funcionen igual que las plantas. Se elige la seda porque estabiliza las moléculas orgánicas. En este vídeo se ve perfectamente el proceso:
Aunque hablamos de fachadas, sus aplicaciones son infinitas. No nos extrañará nada ver artilugios de todo tipo para interior y exterior que tengan esta tecnología.
Nos gusta ver proyectos que trabajan ya en todas direcciones: se va un paso más allá de la reducción de emisiones para directamente neutralizarlas.
Fuentes imágenes: OVACEN