

Una idea tan simple como un globo y tan potente como la gestión de las ganancias solares para reducir la demanda energética.
La ventana ha ido tomando relevancia entre los elementos que componen los edificios hasta alcanzar una posición protagonista. Tanto que ya esa palabra se refiere a distintas configuraciones constructivas siempre que sean transparentes. Las diferencias ente los muros y los huecos se van difuminando y este invento puede mezclarlos aún más.
Un equipo del MIT elaboró una teoría con la que eran capaces de predecir la cantidad de luz que puede atravesar un material en función de su espesor y grado de estiramiento. Para entender esto, piensa en un globo: cuando está hinchado es más transparente que cuando no.
Basándose en esta teoría, crearon un material compuesto que cambia su color y transparencia como respuesta a un estímulo externo, que, en este caso, es la tracción mecánica. Eligieron el PDMS mezclado con tinte negro. Se trata de un polímero transparente y muy elástico, que en reposo es opaco y al deformarse va dejando pasar más luz.
Las aplicaciones son infinitas, sobre todo dado que se trata de tecnología muy asequible. El equipo piensa seguir investigando con diferentes texturas y superficies para optimizar el material.
Hemos visto en varias ocasiones cómo las ventanas en los edificios marcan en gran medida su eficiencia energética: la superficie, la orientación, el aislamiento de vidrios y marcos y los dispositivos de control solar que tengan definirán cuánto necesita el interior para alcanzar el confort dado el clima exterior.
Este nuevo material sigue la línea de la redefinición de la ventana como el espacio por el que el edificio aprovecha de la energía solar para reducir su consumo. Los investigadores ven muchas posibilidades para su nuevo material en el ámbito de las ventanas inteligentes, pues se trata de tecnología mucho más económica que la que se usa actualmente.
¿Imaginas un momento en que envolvente opaca y transparente sean la misma y podamos «abrir» huecos de luz allá donde nos convenga en cada momento? El reto en este campo por el momento es el del aislamiento térmico. Una ventana que no sea parte efectiva de la envolvente en cuanto a aislamiento, sólo está cumpliendo una de sus funciones. Hoy en día ya sólo podemos hablar de ventanas en serio si contamos con una permeabilidad al aire de clase 4 y una transmitancia lo más cercana a 1 posible (sino menor).