

El mítico edificio de oficinas Pirelli es un muy buen ejemplo de arquitectura brutalista en EEUU. Abandonado y parcialmente demolido hace unos años, renace como hotel sostenible de la mano de LEED y el estándar Passivhaus.
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El edificio Pirelli o Armstrong Rubber Company en New Haven (EEUU) no deja indiferente a nadie: esta mole de corte brutalista es masivo pero tiene también en cuenta el paisaje donde se integra. El edificio original estaba compuesto por un basamento alargado de 2 plantas, sobre el cual se erigía el cuerpo vertical de 5 plantas en uno de sus extremos. Breuer supo leer el paisaje y decidió crear inteligentemente un gran vacío intermedio de una planta entre el basamento y el cuerpo.
El autor de este gran edificio es Marcel Breuer, arquitecto de origen húngaro, maestro de la Bauhaus y posteriormente emigrado a EEUU debido a la Segunda Guerra Mundial. La obra americana de Breuer es, como sabemos, un claro exponente de arquitectura brutalista.
Este es un edificio brutalista típico de estructura de pilares de hormigón armado y vigas metálicas. La principal característica son los paneles de hormigón prefabricado no portantes que visten la envolvente. Sorprenden mucho todos los detalles que tienen y la manera tan fina con la que Breuer siempre utilizó y moldeó el hormigón visto. En los interiores destacan las escultóricas escaleras, también de hormigón visto. Breuer recurrió a la estructura de pórticos pero aún así el gran hueco central mantiene su ligereza.
En 1970 el fabricante líder de neumáticos en EEUU Armstrong Rubber Company decidió mover sus oficinas centrales y laboratorios a la nueva zona industrial pre-portuaria de New Haven, de reciente creación y bien comunicada por nuevas autovías. El nuevo edificio de la compañía fue diseñado para ser uno de los principales centros referentes en el recién creado distrito industrial. El edificio costó 7 millones de dólares.
El edificio Pirelli tenía originalmente dos usos bien diferenciados: el principal departamento de investigación y desarrollo, situado en el basamento, y oficinas centrales, en la zona de torre. La sede fue utilizada por Armstrong hasta 1988, momento en el que la compañía fue absorbida por Pirelli. En ese momento Pirelli decidió desocuparlo, iniciando así el período de completo desuso durante más de 30 años. El edificio Pirelli pasó simplemente a formar parte del paisaje de la zona portuaria de New Haven.
La marca de muebles sueca instaló en 2003 uno de sus centros en el solar donde está ubicado el edificio, en ese momento en total estado de abandono. IKEA quiso demoler el bloque por completo pese de tratarse de un edificio protegido (en EEUU se llama «Landmark»), pero consiguió licencia para derribar solo parte del basamento, dando como resultado el aspecto simétrico actual. Para cerrar la zona demolida se reubicaron los paneles de fachada originales.
Durante la propiedad de la marca sueca el edificio Pirelli sirvió a menudo como lienzo para colocar reclamos y anuncios de productos en la fachada, visibles desde la autopista.
La última planificación del ayuntamiento de New Haven para transformar el distrito industrial en un sector más caminable hacia el puerto creó la oportunidad de revalorizar el edificio para un posible cambio de uso. De ello se encargaron los arquitectos y promotores Becker + Becker, especializados en restaurar edificios históricos infrautilizados transformándolos en nuevos puntos de revitalización social y de comunidad. En 2019 compraron el edificio y comenzaron las obras de rehabilitación.
El proyecto consistió en actuar únicamente en interiores manteniendo intactos los paneles de hormigón de fachada originales y también el espacio vacío característico entre ambas partes de edificio. El resultado es un hotel de 165 habitaciones, donde las referencias a Marcel Breuer y la Bauhaus en la decoración interior son constantes. De hecho, el edificio ha sido rebautizado como «Hotel Marcel».
Los arquitectos explican que la intención con el edificio Pirelli fue doble: conservar las características tectónicas exteriores del edificio y transformarlo en un ejemplo de arquitectura Net-Zero y sostenible. Efecto, el edificio ha sido certificado Passivhaus y LEED Platinum.
Las claves del éxito se resumen en:
Esta rehabilitación presume de ser el primer hotel certificado Passivhaus en todo EEUU. Además, Becker + Becker pretende con esta intervención ser pionero en cuanto a la recuperación del valor de los edificios brutalistas alrededor de todo el mundo, actualmente en estado general de abandono por ser tachados de fríos y pretenciosos, como el museo Whitney de Nueva York, también de Breuer. Para los arquitectos la rehabilitación de la arquitectura brutalista hacia la sostenibilidad es más sencilla por la flexibilidad y amplitud de sus espacios. A la vez que las grandes estructuras de hormigón se conservan bastante bien con el paso del tiempo para recibir estos nuevos usos, ahorrando así en demolición y uso de materiales nuevos.
El nuevo Hotel Marcel presume de mantenerse 100% con electricidad renovable generada en el sitio y almacenada en baterías, también para el uso de calefacción y agua caliente. Tanto en cubierta como en una de las zonas de aparcamiento hay instalada una gran superficie de energía térmica y solar fotovoltaica con más de 1000 paneles. Además la instalación fue utilizada ya en fase de obra para la reforma.