

Hace poco más de un mes, cuando la ola del coronavirus empezaba a sonar en los diarios y noticias de España, se publicaba al mismo tiempo una entrevista a Michael Braungart, químico y activista medioambiental alemán. Braungart es muy conocido en el mundo de la sostenibilidad por ser cofundador junto al arquitecto americano William McDonough del diseño Cradle to Cradle a comienzos del 2000. Aunque aquí en España Cradle to Cradle es todavía una filosofía poco extendida, el concepto de economía circular sí que te sonará ¿No? Sigue leyendo y conoce más sobre este estándar del mañana que quiere hacerse un hueco en el presente.
De la cuna a la cuna. Simplemente. Te preguntarás: ¿Pero eso no es la economía circular?
Centrado en los materiales y el ciclo de vida de cualquier manufactura humana, el diseño Cradle to Cradle trata adjetivos como biodegradable, reciclable y saludable dentro de un pensamiento «positivo», es decir, que la huella de Carbono sea positiva. En cambio, la economía circular trata a toda costa que dicha huella de Carbono se limite (pensamiento negativo) a la mínima posible.
Cradle to Cradle parte de la base que la huella de Carbono es inevitable. Pero, lo que sí es posible es que esa huella que generamos vuelva a la naturaleza en forma de nutrientes. Es decir, replantear cualquier tipo de industria de forma que, los residuos generados sean positivos para el medioambiente. Un ejemplo claro en la naturaleza son las hojas de los árboles caducos y las flores que se descomponen sirviendo de nutrientes para los sustratos volviendo así al ciclo natural. Eso sólo se puede conseguir con química natural y no agresiva en la producción de materiales.
Y, ¿qué tiene que ver la arquitectura de McDonough con la química de Braungart? La respuesta es: mucho. El movimiento Cradle to Cradle se basa en las siguientes afirmaciones:
La arquitectura básicamente trata de dar forma al diseño con la materia. Esta materia utilizada en la arquitectura es apta para ello gracias a procesos químico-industriales.
En palabras del propio Braungart: «solemos decir que, en la fabricación de productos Cradle to Cradle, sólo se utilizan productos químicos que podríamos ingerir. Tienen que estar diseñados para entrar en los sistemas biológicos».
En el sentido práctico, ya que es evidente que el aluminio y el hormigón, por ejemplo, son complicados de devolver a la naturaleza, Cradle to Cradle distingue los nutrientes como parte de dos procesos: los biológicos (los biodegradables) y los técnicos (se reciclan y vuelven a la cadena industrial ilimitadamente).
Cradle to Cradle es un concepto global que influye en la manera de producción en cualquier industria y mercado: desde ropa, bolígrafos, hasta carpinterías. Para ello, se creó la certificación de productos Cradle to Cradle Certified. Esta certificación es una herramienta que evalúa el material en cuestión según 5 categorías:
En España contamos todavía con unos pocos ejemplos de edificación con criterios Cradle to Cradle. Estos edificios son denominados también bajo la etiqueta «construcción circular», por haber sido proyectados, planificados y construidos también según la economía circular.
Claves en el diseño del edificio Gonsi Sócrates en Viladecans:
Características del complejo Ecourban en Barcelona:
¿Sientes curiosidad por la filosofía Cradle to Cradle? Te recomendamos la lectura de uno de los libros básicos escrito en 2002 por los propios Braungart y McDonough «De la cuna a la cuna: rediseñando la forma en la que hacemos las cosas». Si quieres leer también la entrevista a Michael Braungart, te dejamos aquí el enlace.
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