

La ciudad es indudablemente un elemento vivo que se transforma con sus habitantes para seguir dando un servicio adecuado. Algunas lo hacen mejor y más rápido y otras peor y o sólo a base de envejecimiento, pero todas cambian. En el caso de la arquitrectura es más complicado de ver. La gente reforma sus casas pero rara vez el cambio es tan grande que cubre las nuevas demandas durante toda una vida. Es más funcional en ese caso el cambio de residencia.
Nos estamos acostumbrando a un tipo de construcciones más versátiles y flexibles que nos permitan evolucionar, como es el caso de las nuevas oficinas de Google de BIG y Heatherwick, cuya estructura está formada por auténticos robots que permitirán mover forjados.
Este esfuerzo parece proporcionado para una construcción de esa magnitud, la sede de un gigante empresarial, pero lo cierto es que los ejemplos que vemos apuntan hacia una universalización de la tecnología punta para reducir el consumo y mejorar el confort.
En D*Haus Company han diseñado una vivienda unifamiliar absolutamente transformable en función de la estación, las condiciones meteorológicas y la astronomía.
El diseño se inspira en los cálculos del matemático Henry Dudeney para la resolución del problema de Haberdasher, que consistía en convertir un cuadrado en un triángulo equilátero. Así, D*Dynamic tiene 8 configuraciones diferentes.
La fachada se puede plegar creando tabiques interiores y sacando las particiones de vidrio hacia el exterior para presentar un cerramiento acristalado en los días soleados.
La distribución interior es diáfana y flexible, pudiendo transformar los espacios para las distintas situaciones a lo largo del día. Cuenta con dos dormitorios, un salón y un baño en su versión actual.
Los edificios son cada vez más interactivos, y pensar en ellos como algo dinámico y vivo puede ser la mejor solución de cara a un futuro de diseño sostenible que no se queda obsoleto cada x décadas.
Fuente: Architizer | Dezeen