

Llevamos hablando ya un tiempo en el Reto KÖMMERLING sobre la aplicación de la economía circular en los materiales, sistemas constructivos y carpinterías. A nivel de producto vemos lógico y necesario evolucionar el sector en la dirección de la circularidad, pero ¿Existe también una arquitectura circular? Nos metemos de lleno en las nuevas bases del diseño arquitectónico del siglo 21. ¡Vamos a ello!
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He aquí la realidad: el sector de los edificios es un gran consumidor de recursos naturales (entorno al 40% en Europa) y energía (36%) y responsable también de más del 45% de los residuos que generamos. Dentro del contexto de que solamente tenemos un planeta Tierra y que ya el pasado 12 de mayo agotamos en España todos los recursos que teníamos disponibles para el año completo (estamos utilizando ya recursos del futuro), es necesario urgentemente aplicar la economía circular en la arquitectura.
Esto supone un cambio de mentalidad total en nuestra manera de hacer arquitectura y el surgimiento de nuevas especialidades profesionales. Para que entiendas mejor lo que significa la arquitectura circular, primero has de entender en qué consiste nuestra forma de diseñar edificios hasta ahora:
Hasta ahora todos, a excepción de unos cuantos proyectos pioneros, diseñamos de forma obsoleta. Proyectamos edificios sin pensar que un día serán demolidos, y que toda esa inversión de diseño y materias primas de altísima calidad, quedará acumulada en un vertedero. Proyectamos siguiendo un concepto lineal destructivo, con un principio y un final (de la cuna a la tumba): Extracción-Producción-Consumo-Desperdicio.
Una nota importante: el hecho de que proyectemos edificios altamente eficientes energéticamente hablando, no significa que sean circulares. Los edificios de consumo casi nulo, por ejemplo, están enfocados a optimizar los consumos en la fase de uso. Con lo cual seguimos contribuyendo a la cadena lineal del sector, ya que seguimos considerando el fin de servicio como algo negativo y que genera residuos.
Los edificios circulares tienen en común, como la propia palabra indica, un concepto clícico en sus fases:
La arquitectura diseñada con principios de economía circular se basa en proyectar la fase 1 (diseño) teniendo en cuenta la fase de fin de servicio y cómo aprovechar la totalidad de sus materiales y sistemas constructivos tras el fin de su vida. Para ello, los componentes deben ser:
Todos coincidimos aquí en que los cinco puntos de la arquitectura moderna formulados por Le Corbusier hace 100 años significaron toda una revolución para los arquitectos y urbanistas. Entonces, las características de la sociedad eran bastante distintas a las actuales y este marco teórico ha influido enormemente hasta estos días en nuestra manera de proyectar. El estilo moderno trajo muchas novedades, acompañado de la revolución de la ingeniería y el automóvil. Pero lamentablemente han acarreado un ideal de arquitectura basado en la dualidad consumismo-deshecho y una total ignorancia al reciclaje efectivo de los materiales que utilizamos. Hoy en día necesitamos formular nuevos principios, los nuevos principios de la arquitectura circular:
Ya te hemos contado en qué consisten los nuevos principios de la arquitectura del siglo 21, la arquitectura circular. Ahora bien, ¿Por dónde empezamos? ¿Cuál es el camino hacia una arquitectura circular?
Hemos entrado ya en la época de «lo usado también es bonito». Este concepto nos va a afectar queramos o no tanto a nivel consumidor como a nivel profesional: los edificios pasan a considerarse auténticos almacenes de materiales en uso dejando la idea de que, cuando el edificio llega al final de la vida útil, sus materiales son deshecho. Ahora los sistemas constructivos (bien diseñados para ser desensamblados) tienen mucho valor y no es necesario volver a producir materiales de primer uso. Se trata de aprovechar al máximo lo que ya tenemos, evitado así la generación de más huella ecológica en nuestro Planeta y desembolso económico.
En un mundo de la construcción en el que ya estamos notado con creces la subida exponencial del precio de las materias primas, debemos fijarnos bien en la huella ecológica y económica que suponen los materiales y sistemas que prescribimos. Para saber con precisión hasta qué punto el fabricante está aplicando la economía circular a sus productos, es necesario que comiences a familiarizarte con las Declaraciones Ambientales de Producto (DAP). Estas fichas cuantifican la huella ecológica del producto que quieres utilizar y son una guía indispensable para hacer arquitectura circular.
Por cierto, KÖMMERLING ya cuenta con dos DAP completas propias. Es decir, con un Análisis del Ciclo de Vida de los sistemas de ventana Eurofutur Elegance y KÖMMERLING76 MD Xtrem completo ;-).