

El Apple Campus es uno de los proyectos más mediáticos del año por naturaleza de la marca, porque el arquitecto no es nada menos que Sir Norman Foster y porque se presenta como una tipología nueva de oficina en cuanto a funcionalidad y estándares. Dentro de esto último podemos englobar la sostenibilidad a nivel ambiental que se airea como uno de los pilares del proyecto.
Me he encontrado este artículo de Fred Bernstein titulado How green are Apple’s carbon-sequestering trees really? que analiza la estrategia del proyecto en relación a emisiones de CO2.
El discurso de que la madera nos sirve como gestora de CO2 en la atmósfera lo explica muy bien Michael Green. Recomiendo este vídeo de una Ted Talk para entender cómo se supone que el uso interligente de los árboles puede ayudarnos a atrapar CO2 del aire y eliminarlo. Es una teoría interesante y con unas directrices muy claras de lo que es beneficioso y lo que es perjudicial para un ecosistema. Como en todo, si no se conoce bien, una mala gestión puede llevar a errores garrafales, como es el caso que tenemos entre manos.
Bernstein cuenta cómo los árboles del Apple Campus tienen ya cierta edad, por lo que se desaprovecha el CO2 que absorben durante la etapa de crecimiento. Además, se traen desde diferentes lugares y las emisiones del transporte de todos y cada uno de ellos no pueden ser despreciadas. No se puede olvidar que, si eran árboles ya existentes, el Campus no está aportando nada al balance de la atmósfera, ni siquiera el hecho de plantar toda esa superficie de vegetación, dado que ya estaba plantada previamente, con sus correspondientes beneficios. Cuando cada uno de esos viejos árboles muera, liberará el CO2 que contiene, agravando aún más el esfuerzo hecho para su transporte.
Además de todo esto, el escrito se basa en varios estudios sobre el efecto de los bosques en la absorción de CO2 comparado con la producción media anual por habitante. Los números no son nada esperanzadores, pero es difícil saber la calidad con la que se han diseñado los proyectos a los que se hace referencia.
En cualquier caso, recomiendo la lectura del artículo, que muestra de una manera muy clara cómo prevalece en este tipo de proyectos la imagen sobre la funcionalidad; y cómo el desconocimiento puede revertir en un remedio peor que la enfermedad.