

La aplicación de la metodología BIM (Building Information Model) en los procesos de desarrollo de las certificaciones ambientales nos está permitiendo optimizar y reducir costes. Tener un control global de todo el proceso nos va a beneficiar en el momento que queramos certificar nuestro proyecto como BREEAM, LEED o WELL.
El poder analizar los datos que se obtienen como consecuencia de nuestra toma de decisiones, nos da la oportunidad de anticiparnos a situaciones o imprevistos. Por ese motivo es tan importante integrar este proceso dentro de los estándares de las certificaciones ambientales.
A partir de la construcción del gemelo digital del edificio podemos analizar y estudiar su comportamiento. BIM no es solo una herramienta de configuración espacial, es una herramienta que nos ayudará en el diseño de edificios más eficientes, sostenibles e inteligentes. Proyectos que buscan un alto confort y consumo casi nulo.
Ya nadie duda de que BIM ha cambiado el sector de la construcción. Cuando definimos una fachada con un sistema constructivo, automáticamente sabemos su comportamiento. Cada material (objeto BIM) incorpora dentro de sus atributos una ficha con sus características principales. (Nombre del material, color, espesor en mm, densidad, conductividad térmica, calor específico …)
Tenemos que ser capaces de poder comprobar el impacto ambiental que puede llegar a tener la construcción de un edificio en su ciclo de vida. Por ese motivo es tan importante que los materiales empleados cuenten con la Declaración Ambiental de Producto (DAP), un certificado que indica el gasto de recursos naturales de ese producto durante todo su ciclo de vida, necesario si queremos una certificación BREEAM. Actualmente KÖMMERLING ya cuenta con la ecoetiqueta tipo III DAP para dos de sus sistemas.
Todas estas acciones van directamente ligadas con el confort térmico, el bienestar, la luz, la acústica o el aire; con procesos de gestión, mantenimiento o reciclado. Todos ellos conceptos aplicados a los estándares de sostenibilidad de las certificaciones ambientales.
La aplicación directa de BIM en las certificaciones ambientales nos permite simular diferentes escenas de comportamiento energético, obtener informes de cálculo y en consecuencia poder justificar los requisitos previos de cada certificación. Actualmente podemos decir que un entorno BIM se divide en 6 dimensiones de trabajo, y cada una de ellas hace referencia a diferentes aspectos.
Como ya hemos comentado anteriormente BIM nos permite controlar y gestionar muchos aspectos relacionados con la eficiencia energética y la sostenibilidad.
Evaluación de los materiales empleados. Nos ayuda de forma rápida y precisa a realizar las mediciones de nuestro proyecto, calculando el volumen de materiales que vamos a utilizar. En función a la certificación que pretendemos optar podemos realizar diferentes hipótesis.
Eficiencia energética. Gracias a toda la información que tenemos dentro del gemelo digital podemos calcular su comportamiento energético. Podemos acceder de forma sencilla a cualquier sección constructiva para realizar su correspondiente cálculo de valores.
La calidad del aire interior. Nos permite planificar y gestionar los sistemas de admisión y extracción de aire, lo que aumenta el confort y bienestar interior.
Cálculo de la luz natural. Conociendo la orientación, zona climática y analizando su entorno próximo (sombras arrojadas) podemos evaluar la iluminación natural que tenemos en el interior.
Análisis del Ciclo de vida del edificio. BIM nos permite calcular tanto el tiempo del proceso de ejecución, como el ciclo de vida completo del edificio.
Como veis BIM no es solo una herramienta de diseño, sino que es una herramienta que nos puede acompañar en el desarrollo de todas las fases de un proyecto.