

Si bien es cierto que la fase de uso de los edificios puede llegar a los 100 años, los impactos medioambientales no solo tienen que ver únicamente con esta. El 17 de mayo tuvimos ocasión de asistir a un nuevo Webinar de la Escuela Reto KÖMMERLING de la mano de Paula Rivas, directora Técnica de GBCe. Tuvimos oportunidad de conocer el uso del Análisis del Ciclo de Vida en la arquitectura como herramienta de diseño sostenible.
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La forma que tenemos de entender los edificios en cuanto al tema de la sostenibilidad es hasta ahora algo sesgada. Para comprender por completo en qué consiste la arquitectura sostenible, es necesario que ampliemos nuestro campo de percepción. Es decir: hasta ahora hemos centrado el foco de nuestros esfuerzos en la eficiencia energética en la fase de operación, con la intención de reducir la emisión de gases de efecto invernadero y fomentando la descarbonización.
Efectivamente, la fase de uso es la más extendida en el tiempo de todo el ciclo de vida del edificio, pero hemos de darnos cuenta de que existen 4 etapas en el ciclo, igualmente importantes en cuanto a impactos:
Una visión completa del ciclo de vida del edificio nos da la oportunidad de estudiar y controlar los impactos (ambientales, económicos y sociales) generados en cada una de las fases, no solo en la fase de uso.
El tener como base el ciclo de vida completo nos hace darnos cuenta de lo mucho que pueden mejorar los materiales y equipos para alcanzar la sostenibilidad en la arquitectura, ya que entran en juego nuevos parámetros como la proximidad y disponibilidad de los materiales, el consumo de agua en obra, la durabilidad y el potencial de reutilización y reciclaje que tienen los componentes tras el fin de vida del edificio.
En palabras de Paula Rivas, «si solo nos fijamos en una etapa del ciclo de vida del edificio, obtenemos una visión parcial de la realidad. Por ejemplo, un material concreto de origen biológico puede necesitar poca energía para su fabricación, pero sin embargo ocupar una gran superficie de terreno en la producción de la materia prima, la distancia de fábrica a obra es grande y no puede ser reutilizado. Entonces, este material podría no ser tan ecológico como parece».
Lo primero que queremos aclararte, es que el ACV del edificio contempla únicamente los impactos medioambientales que se producen en cada fase de su vida. Es decir, no entra ni en impactos económicos ni sociales.
El ACV es una herramienta de diseño que puede aplicarse a todo tipo de productos, desde un bolígrafo hasta edificios y barrios. Este análisis nos permite ver los impactos ambientales del edificio y poder así rediseñarlo con rigor desde el punto de vista de la arquitectura circular (objetivo: cerrar el ciclo de vida).
La forma de acometer un ACV consiste en los siguientes pasos:
Poco a poco los fabricantes van incorporando las DAPs a sus productos y cada vez va a ser más sencillo poder realizar ACVs. De todas formas, es importante ser prácticos y saber dónde va el grueso de los impactos ambientales, normalmente en la estructura y la envolvente del edificio. También es importante el por qué del análisis, es decir, realizarlo en aquellas capas donde los impactos pueden mejorarse, no en las características del edificio que sí o sí deben ejecutarse por condiciones del lugar, por ejemplo. Se trata de analizar las zonas donde pueden mejorarse las cosas.
Aunque este es un concepto relativamente novedoso, los sellos o sistemas de evaluación ambiental tienen incorporados prácticamente desde sus inicios el Análisis Ciclo de Vida. Pero cada uno lo trata en diferente precisión:
Si te interesa estar al día de este tema y ver la grabación del Webinar, lo tienes disponible de forma gratuita en el apartado de la Escuela Reto KÖMMERLING.