

En un momento en el que la sostenibilidad y la eficiencia empiezan a tintar el enfoque de todas la disciplinas y prácticas a nivel mundial y el urbanismo busca nuevos modelos, el sector de la agricultura es uno de los primeros en los que salta la alarma por tres razones: por la evidencia del desarrollo de ciudades alrededor de las fuentes de alimentos durante siglos, por ser el transporte uno de los sectores de mayor consumo energético y por tratarse de bienes de primera necesidad, de los que vivimos excesivamente desvinculados geográfica y funcionalmente.
Hablamos hace poco del impacto de la logística asociada a la distribución de los bienes de primera necesidad en la configuración de las ciudades en este post, donde se extraía el amplio margen de optimización que se puede encontrar en el estudio de los itinerarios de entrega. Pero ¿y si directamente elimináramos estos recorridos, limitándolos a los equivalentes entre nuestra casa y el punto de adquisición?. Sorprendente e inspirador es el ejemplo de Cuba, que en los 90, al perder la fuente del 60% de sus alimentos de la noche a la mañana, transformó la ciudad de la Habana aprovechando balcones, terrazas, parques públicos y solares para cultivar todo tipo de alimentos por su propia supervivencia.
Movimientos de fomento de cultivos en la ciudad y huertos urbanos están tomando las ciudades de todos los continentes, pero todos sabemos que para llegar a suponer un cambio en el modo de vida y la forma de las ciudad se necesita el apoyo de las fuerzas políticas, que están por otra parte bien atadas por el proteccionismo al sistema agrícola tradicional. En el caso de Cuba, el gobierno estuvo ágil favoreciendo rápidamente el movimiento de cultivo. ¿Se podrá integrar la actividad agrícola en los criterios de diseño de tejido y reforma urbanística?. Mucho se ha escrito sobre estos temas y aprovecho para recomendar la ponencia «How food shapes our cities» de Carolyn Steel, autora de Hungry City, y los textos de Chris DeHenzel bajo el título «Stocking the City«.
Un ejemplo de intento de nuevos modelos es la nueva oficina-granja diseñada por el estudio Kono Designs. La empresa japonesa Pasona ha dedicado el 20% de los 20000 m² de oficina en su edificio de Tokio al cultivo de alimentos, repartidos entre la fachada y salas específicas. Combina la agricultura hidropónica y la de tierra, y precisa de sistemas de control de condiciones exhaustivo en el interior de las estancias dedicadas a este uso.
De momento, los frutos se utilizarán de manera exclusiva para el abastecimiento del personal empleado, pero el modelo espera servir de experimentación en dos líneas: para calibrar la posibilidad de expandir el sistema de granjas para oficinas y el funcionamiento del sistema de cultivos en el interior de edificios. ¿Qué calidad tendrán alimentos cultivados en interior? ¿Hasta qué punto es rentable reproducir condiciones exteriores a través de tecnología? ¿Merece la pena sustituir el consumo del derrochador sector transportes por el no menos problemático sector edificación?.
Se ha acuñado ya el concepto de Agripuntura para referirse a las pequeñas intervenciones de cultivo y huertos insertas en cualquier resquicio del tejido urbano. ¿Qué opináis de estas propuestas? ¿Cuál os parece viable y cuál no?
Otros ejemplos
· En Milwaukee están convirtiendo miles de solares vacíos en fuentes de comida y creación de empleo. La iniciativa Home Gr/own está liderada por el director de programas del Ayuntamiento y su objetivo final es desarrollar una economía de agricultura urbana propia, reinventando la situación del parque inmobiliario, en el que 2700 inmuebles están disponibles y otros 1300 abandonados a causa de los correspondientes desahucios. En Chicago se están llevando a cabo políticas muy parecidas según este artículo.
· En el Bronx, la Osborne Association, que acoge a expresidiarios y sus familias para que puedan empezar una nueva vida y tiene varios negocios propios en que los miembros pueden involucrarse para reintegrarse en el mundo laboral. Se ha instalado en el edificio un sistema de cubierta nuevo que permite la recogida de agua e incluye 600 m² de cubierta vegetal con plantas específicas para la cría de abejas. En 2014 se prevee haber obtenido miel suficiente para ser abastecer al servicio de catering y expandir el negocio en esa línea.
· San Francisco, una de las ciudades con un gobierno más sensible a las peticiones de los ciudadanos, ha girado la cabeza hacia programas de integración agrícola y concienciación ciudadana en materia de alimentación, como refleja un reciente informe de SPUR (San Francisco’s Planning and Urban Research Association). En el mapa a continuación se sitúan todos los proyectos de agricultura urbana de la ciudad.
Fuentes: Fast Company , Architizer: Urban Agriculture